Sus intereses se centran en la Memoria y cuerpo, tanto en su dimensión individual como colectiva abordando una visión crítica de los dispositivos políticos apuntando a develar una nueva dimensión simbólica que se enmarca en el contexto social en que se desarrolla. Utiliza las poéticas tecnológicas y cuenta con una extensa trayectoria en el cruce de arte y tecnología
La investigación artística de Liana Strasberg gira en torno a la construcción de la identidad, sus puntos de interés están vinculados a las corporalidades, en donde crea cartografías de cuerpos fragmentados, a modo de paisaje. Strasberg propone desarticular un orden discursivo hegemónico, desde una perspectiva de género, aborda su mirada crítica desde esta fragmentación, como una nueva escritura.
El núcleo conceptual es el cuerpo ausente, que no lo define sólo por los límites físicos sino que habla del cuerpo como territorio político en el que se inscriben las identidades. Analiza las corporalidades femeninas a lo largo de la historia, mediante un lenguaje construido en base a la idea de la no existencia y de lo espectral. Toma el concepto de velamiento, tanto en su discurso como en su práctica; evoca un significado de exclusión, de “no lugar”, que genera tensión entre el adentro y el afuera, insinuando la presencia humana y la invisibilidad de la mujer
Para la artista, el velo ilustra también otra zona de inquietud vinculada al choque de las civilizaciones. Elvelamientoes tanto un discurso como una práctica. Combinar el discurso y la práctica naturaliza el velamiento haciéndolo aparecer como inmutable y normativo. Lo presenta aquí como un campo de lucha para poner en entredicho los discursos dominantes de Occidente, que se centran en el carácter de superficie del cuerpo femenino así como los de Oriente, que refuerzan y consolidan modelos de exclusión y dominación. Ambos se focalizan en el debate sobre el cuerpo y la vestimenta de las mujeres. Este diálogo Oriente-Occidente incluye nociones de ciudadanía, diáspora, libertad así como las de nomadismo y migración.
De un tiempo a esta parte su obra transita los procesos híbridos entre lo orgánico y lo tecnológico, generando criaturas quiméricas. Desplazando el eje de su dimensión humana, aborda las narrativas cyborg entrelazando realidad y ficción, en un mestizaje entre humano/no humano, orgánico/artificial haciendo dialogar materiales que provienen de realidades opuestas -biomateriales y tecnologías- para dar cuenta de una tensión nunca resuelta. El cuerpo cyborg es un cuerpo sin inscripciones previas que está a medio camino entre lo orgánico y lo maquínico y genera filiaciones nuevas, nunca definitivas, a partir de una corporalidad simbiótica no colonizada por representaciones internas.
Este cuerpo fragmentado no es la representación de un cuerpo humano -más allá de emularlo-; tampoco pretende ser una copia de aquel, sino que es una construcción única en constante mutación, constituyéndose en un cuerpo no universal e inclasificable. Responde a la necesidad de dar respuesta a la obsolescencia del cuerpo biológico mediante un organismo inscripto en lo post-humano. La obra interroga sobre dónde se inscribe la memoria en el cuerpo cyborg ¿Qué rol tiene el humano en esta transformación?