Vivió su infancia en Tierra del Fuego. Hace unos años está radicada en Nueva York.
Sus obras oscilan entre la abstracción y la figuración; sus exhibiciones entre la pintura, la instalación, e incluso la performance.
Desde los inicios de la década noventa, la obra de Alejandra Seeber se ha visto transformada por distintas experiencias estéticas que habilitan la pregunta sobre la pintura más allá de las tradiciones. Fue vital para su formación transitar por atmósferas disímiles y liberadoras en torno a la práctica artística como el taller de la pintora Elsa Soibelman y el programa para artistas jóvenes ideado por Guillermo Kuitca, beca que cambió la enseñanza del arte en Buenos Aires.