Claudia Lucini se vale de la fuerte presencia del color para dibujar al mismo tiempo que aplica las pinceladas. Ubica a la mujer dentro de un refinamiento enigmático proyectando la imaginación hacia los acontecimientos que se suceden durante el Carnaval de Venecia. Finamente ataviada, contrasta el despliegue de trazos que generan fuertes texturas, con las sutiles voladuras que acompañan las transparencias. Jerarquizados por la aplicación de láminas de oro y plata que las proveen de una reflectante luz interior, el personaje femenino, ocultan su identidad detrás de un antifaz.
Así, la artista destaca el lujo y la riqueza de las vestimentas como expresión de un espectáculo pleno de belleza y cargado del enigma de lo arcano.