Cuando salí de mi casa en la tarde del 9 de marzo de 2021, vi una enorme columna de humo de varios kilómetros de altura que ascendía por el cerro Piltriquitrón. Un vasto frente de fuego devoraba la zona de Las Golondrinas, uno de los barrios de este lugar de ensueño llamado la Comarca Andina del Paralelo 42, que abarca los pueblos de Lago Puelo, El Hoyo y El Bolsón.
La comarca se convirtió en mi hogar cuando, debido a la pandemia, tuve que quedarme en los bosques patagónicos donde antes estaba de vacaciones. Esa tarde, vi arder todo lo que amaba:las casas, los bosques, los animales. El fuego se dirigía hacia mi casa, así que rápidamente preparé todo para escapar y salí a fotografiar lo que fue el incendio más catastrófico de la historia argentina en una zona poblada. Esa tarde ardieron cerca de 500 casas y más de 13.000 hectáreas de bosque. Durante seis meses fui registrando las diferentes causas y consecuencias sociales y medioambientales de esta catástrofe. La introducción de árboles no nativos, las tomas de tierras en viejas plantaciones de pino que se incendiaron por completo y también las historias de personas que perdieron todo para recuperar sus hogares.
La propiedad de la tierra y la falta de planificación es el mayor conflicto aquí, una tierra reclamada por todos y cuidada por pocos. Un lugar invadido por árboles foráneos de veloz crecimiento, que arden aún más rápido y no permiten el resurgimiento de la flora autóctona. Este incendio es una premonición de lo que está por venir, un espejo de lo que ya ocurre en otros lugares del mundo como Estados Unidos, Australia, o Grecia. Habitamos un planeta que se está calentando debido al cambio climático, y en el que los humanos somos tanto cómplices como actores de nuestra propia destrucción. La Tierra sobrevivirá, aunque pasen millones de años, vendrán otros animales, otras vegetaciones … pero ¿otros estarán aquí para admirarla?
Alejandro Chaskielberg