Desde mi trabajo sugiero un universo donde el color cobra vida y la geometría se convierte en sugestión. El color no es solo una herramienta para mí, es un maestro que moldea estados de ánimo y despierta sensaciones únicas en cada individuo. El arte de combinar tonos y matices no solo es estético, es un acto de creación que trasciende los límites de lo tangible, incitando a un diálogo entre la obra y el espectador. Sumergida en el mundo de las formas geométricas, encuentro un vasto terreno de posibilidades y armonías. Lo que a simple vista podría parecer un conjunto limitado de formas, en verdad se revela como la esencia misma del universo. En el camino de mi aprendizaje resuenan ecos de Hilma af Klint y Emilio Pettoruti, artistas cuyas exploraciones en color, geometría y espiritualidad me han dejado una huella imborrable. A través de sus influencias y mi propia visión, trazo un camino donde el arte es un reflejo de mi ser interior y una búsqueda constante de la belleza y el significado en el mundo que nos rodea.