Del Infinito presenta un Solo Project del fallecido artista argentino Alberto Greco (1931, Buenos Aires, Argentina - 1965, Barcelona, España). La muestra reúne algunas de sus obras más notables, no sólo para la escena local, sino también para la historia del arte contemporáneo internacional.

"Creemos que España es un escenario ideal para continuar difundiendo su trabajo debido a la relación cercana que el artista mantuvo con dicho país a lo largo de su vida. Con el objetivo de mostrar diferentes facetas de la carrera de Greco, incluiremos dibujos pertenecientes a su etapa post-informalista (1963-1964), parte de la serie Alberto Greco en Piedralaves (1963) y los escritos Fiesta (1950) y Besos Brujos (1965)".

Acerca de las obras

La propuesta curatorial incluye Besos Brujos, una de las máximas obras de Greco y posiblemente la última. Se trata de la primera novela pop, plástico-performática que escribió en el verano de 1965, en Barcelona, España, antes de poner fin a su vida. Es una pieza desgarradora, apasionante, intrincada y un compilado de todo lo que alguna vez plasmó y representó como artista y persona. Combina relatos verídicos que lo sumergen dentro de la propia obra, con anécdotas, cuentos y personajes ficticios traídos de otras novelas (la Princesa Lidia, el coronel Mercury y el Sheriff) que protagonizan las historias secundarias que acompañan la trama. Greco también incorpora historias de espías y del Far West, correo de lectores, lanzamiento de concursos y hasta el horóscopo. Aparecen letras de tangos, boleros y canciones pop de la época, sin dejar de mencionar que el propio título hace alusión a un tango de Libertad Lamarque. Por sobre todo refleja el amor desmesurado que Greco sentía por el escritor chileno Claudio Badal, a quien había conocido diez años antes, y que no logra olvidar. Besos Brujos es una pieza icónica que merece ser conocida por el público. También se presentará Fiesta un compilado de poesías mínimas y haikus escrito en 1950. La misma contó con una edición reducida de 150 copias y 3 ejemplares únicos con tapas intervenidas artesanalmente por Greco, nominados pájaro, viento y hoja, siendo esta última la que formará parte de la propuesta. Fiesta fue bien recibida por el ambiente artístico local y la prensa del momento, que ayudó a posicionar al entonces joven artista. Esta pieza es una de sus primeras expresiones artísticas de las que se tenga registro y muestra el interés de Greco por las letras como herramienta de manifestación, una práctica que incorporará en su obra hasta el final. Por último se incluye parte de la serie de fotografías Alberto Greco en Piedralaves, registradas por Montserrat Santamaría, amiga y fotógrafa, que ilustran las acciones realizadas por Greco en julio de 1963, en Ávila, España. En ellas se observan personas y animales “señalados” y firmados con carteles por el artista, quien con este gesto designa, al mismo tiempo que se apropia, de un Arte Vivo, buscando enseñar la existencia de este en su lugar, sin necesidad de transformarlo ni mejorarlo, dejándolo fuera del circuito artístico reconocible hasta entonces y suponiendo con ello un cambio de paradigma en cuanto a la manera de entender a la obra de arte. Las imágenes desentrañan el significado de la performance como zona de resistencia al circuito formal y ofrecen referencias de la transformación del pueblo de Piedralaves en una gran obra en sí misma, plasmando de esta manera en acciones lo que Greco había afirmado en su Manifiesto Dito dell’Arte Vivo que escribe tanto en italiano como en español en 1962 y 1963 respectivamente. Estas imágenes demuestran la evolución en su trabajo hacia una nueva forma de decodificar las prácticas artísticas.

Acerca del artista

A lo largo de su corta carrera, Alberto Greco (1931, Buenos Aires, Argentina – 1965, Barcelona, España) supo desarrollarse en distintos campos creativos, entre los que se destacan: la pintura, el dibujo, la poesía y la literatura, evolucionando hacia una línea de investigación conceptual en la que sobresale la creación de un movimiento unipersonal al que él mismo denominó Vivo-Dito o Arte Vivo. Toda la producción de Greco restablece la ecuación arte-vida y reivindica la actitud vital del artista en la significación de la obra de arte, concebida como proceso, cuyo planteamiento anticipa los desarrollos artísticos que darán lugar a un cambio radical en los años siguientes. Greco alcanzó un intento de superación del espacio como lenguaje y vehículo de representación, experimentando con nuevos medios expresivos que plantean la disolución de la pintura, llevando las obras al límite de su concreción física y anticipándose a la idea de la desmaterialización de la obra de arte. Alberto Greco es reconocido como uno de los pioneros de la vanguardia Informalista argentina, al integrar en 1959 dicho movimiento. En 1961, realiza su última muestra de pinturas en Buenos Aires en la galería Pizarro, en la cual presenta la serie Las Monjas. Poco después se instala en Paris donde realiza, en 1962, la Primera Exposición de Arte Vivo, “firmando” y “señalando” personas. En 1963 viaja a Piedralaves en Ávila (España) donde realiza la serie de acciones fotografiadas por Montserrat Santamaría. En Génova, ese mismo año, publica el Manifiesto Dito dell’Arte Vivo en italiano y luego es español. En 1964, expone en la galería Juana Mordó en Madrid y regresa a Buenos Aires, donde presenta su experiencia de Arte Vivo: Mi Madrid querido. Pintura espectáculo Vivo-Dito, con colaboración del bailarín Antonio Gades. En 1965, se instala en Barcelona, donde escribe Besos Brujos y pone fin a su vida. En 1991, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) se presentó la mayor muestra dedicada a Greco, con la curaduría del crítico español Francisco Rivas; un año más tarde fue exhibida en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Actualmente su obra se encuentra en colecciones de museos como el Reina Sofía, que le ha dedicado una sala permanente, MAMBA y el MoMA entre otros.