J. R. de Velasco 1287, CABA.
Ruth Benzacar Galería de Arte inaugura su temporada 2024 presentando a Liliana Porter con “Cuentos inconclusos”, una exposición que se despliega en los lenguajes mas diversos, pintura, escultura, instalación, dibujo, venciendo los límites con que alguna vez los sofocó la búsqueda de pureza de los medios.La exposición se desplegará en la sala principal de la galería y estará acompañada con un texto de Graciela Speranza.
Los comienzos son pura promesa, los finales, pura pérdida. Algo definitivamente acaba en el final de un relato y, aunque es allí donde se define el sentido, en nuestra experiencia más íntima no hay cierres, todo continúa. De ahí la aspiración de contar historias sin finales, aún a riesgo de que pierdan el sentido. Fiel a ese deseo de un mundo abierto como la vida misma, la obra de Liliana Porter es desde hace décadas un mundo de cuentos inconclusos. No de obras fatalmente inacabadas, como la Sinfonía en si menor de Schubert, la “inconclusa”, ni de obras inacabables por su ambición desmedida, como Bouvard y Pécuchet de Flaubert, ni tampoco de las deliberadamente inacabadas como los Esclavos de Miguel Ángel, los tres retratos de su esposa que Manet dejó a sabiendas incompletos, o las pinturas por números de Warhol. Inconcluso, a la manera de Porter, significa liberado de la fatalidad del cierre, de las reglas fijas de los relatos didácticos, consoladores o trágicos, y por lo tanto suspendido en la inminencia de algo que podría suceder y no siempre sucede, abierto a la imaginación del que mira. No es casual entonces que Porter nos invite ahora a entrar a su mundo de fábulas mudas a través de la pantalla, como Alicia entra al suyo a través del espejo, con una serie de relatos animados compuestos a dúo con Ana Tiscornia que lleva por título Cuentos inconclusos. Frases sueltas recortadas de viejos libros o revistas prometen una historia –“Un feliz encuentro”, “Aunque parecía extraño”–, abren preguntas metafísicas –“¿Quién eres?” “¿Qué será de mí?” y hasta coquetean con un final, pero el elegidísimo elenco de figuritas frustran las respuestas o apenas las insinúan al ritmo del montaje y la música que las animan. Porque, veamos: ¿los novios que bailan enamorados acaban por separarse? ¿Y a dónde va, arrastrado, ese variopinto grupo de viajeros? ¿Un hombre y una mujer por fin se encuentran en el laberinto de caminos que parecen apartarlos? A veces, sólo basta un primer plano para que las miniaturas venzan su inercia, su estolidez de porcelana, y consigan hablar con la mirada. Pero ¿qué dicen? En el vacío del final y del sentido, a veces se cuela el absurdo, o la simple admiración por esos dobles artesanales del mundo adulto que dan cuerpo material a las fantasías infantiles. Nunca falta esa fenomenología aplicada con que las situaciones de Porter (“conmovedoras, triviales y a la vez sublimes”, escribió Claire Bishop) trastocan la banalidad de sus juguetes, adornos y figuras, y tampoco falta el humor. Como una última ironía, el clásico “Fin” en letras de molde que alguna vez coronó los finales en el cine o en los libros aparece aquí después de los créditos, cuando todo ha quedado definitivamente... inconcluso
Fragmento del texto de Graciela Speranza
Inauguración:sábado 9 de marzo, desde las 17hs en Juan Ramírez de Velasco 1287. La muestra se podrá visitar de martes a sábado de 14 a 19hs. Entrada libre y gratuita.