Arroyo 807. Esquina Esmeralda
Espacio Salitas
Siempre me sentí incómoda en los museos, no solo con lo que se exhibe en ellos, sino también con todos los objetos que los componen. Su referencia al arte, al coleccionismo, las maneras en que la historia es contada. Algo sobre lo acontecido, eso pasado que exhibe el museo y resulta similar a revivir un muerto. La instalación que presento en las salitas del
Espacio de Arte de la Fundación OSDE propone retomar el carácter arquitectónico del lugar y transmutarlo en una sala de exhibición de un museo de Ciencias Naturales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Los distintos personajes que habitan mis instalaciones van conformando una cosmogonía extraña y bizarra que conserva un cierto parentesco con su original, pero de un carácter subversivo.
La materialidad de estos especímenes es cerámica esmaltada. La cerámica como práctica debe ser una de las artes más antiguas y simples de la humanidad, en su máxima intimidad se podría resumir como barro y agua que, junto con el fuego, tienen un único resultado: algo inerte, congelado y de tiempo suspendido.
Algo petrificado.