Quadro
Agustín R. Caffarena 199. CABA (Distrito de las Artes)
Sobre la exhibición
Habitantes de otro reino, es una serie de dibujos y una instalación conformada por un fardo de eucaliptos poblados de hongos de acero inoxidable, que recrean estas especies y que son habitués en la zona del Litoral.
El eucaliptus suplanta a los árboles originarios de la región, que poco a poco, se han ido extinguiendo por la depredación del hombre o del fuego.
En esos espacios, antes monte o selva, el hombre planta el eucaliptus para usar su madera y transformarla en postes de iluminación, en muebles para el hogar y de esta manera preservar el monte natural.
En estos lugares, habitados por árboles de distintas especies, entre otros, podemos encontrar una variedad de hongos que no son plantas, es un mundo distinto constituído por una miríada de organismos esenciales para la vida en el planeta.
Texto curatorial
Toda vez que los buscadores del oro han comenzado a destruir las selvas mediterráneas en nombre de la civilización, y que sólo en un libro de este género podría sobrevivir un tenue soplo del misterio que ellas guardaron...
Ricardo Rojas El país de la selva (Advertencia preliminar)
Beatriz Moreiro, oriunda de Florida, Buenos Aires, se convirtió por elección y de manera progresiva en habitante de la tierra en una quinta al costado de la ruta que une las ciudades de Resistencia y Corrientes, en la provincia del Chaco, en contacto con el monte, su flora y su fauna locales.
Esta vez, invitada por la galería Quadro de la Boca, Buenos Aires, donde las propuestas s ite specific son bienvenidas, eligió otra especie de su admiración, los hongos, cuya filiación al reino vegetal ha sido discutida por los expertos. Se trata de otros pobladores del monte - central razón para la artista- misteriosa e infinita especie que irrumpe al ras de la Tierra. Así, a los hongos se los ha denominado, a menudo, como ‘habitantes de otro reino’.
En el singular espacio blanco de la galería, la esquina en ochava de las calles Caffarena y Ministro Brin, La Boca, edificio centenario, la artista proyectó una instalación mixta de elementos naturales y de dibujos. Los protagonistas en esta exposición de la artista chaqueña por adopción, aparecen de dos maneras: el dibujo sobre papel y el grabado sobre metal.
Así, en el gran escenario urbano y en el interior de la galería, la artista proyectó una puesta en escena con elementos de su entorno natural. Creó en versión site specific, un gran fardo de troncos de eucaliptos, árbol que reemplaza a las especies autóctonas en extinción como los tipos diversos de quebracho. Estos fueron especialmente trasladados por barco desde Paso de los libres, Corrientes. Rodeado por alambre, ese gran objeto instalado en la parte inferior de la pared más visible de la galería, evoca de manera simbólica al escenario donde los hongos surgen de manera natural en el monte chaqueño, como también al cuidado acto simbólico de enfardar de la artista, que marca también su acto de respeto hacia la naturaleza. Así, los hongos de acero, con sus líneas dibujadas y grabadas de manera sutil por la artista, fueron dispuestos tal como lo suele dictar su propia biología en el entorno natural, tanto sobre la madera como, en su exceso, trepando sobre la pared.
Así también, como cierta elegida flora autóctona, los hongos devinieron en tema de los dibujos de Beatriz Moreiro, esta vez en gran tamaño. Y, a través del trabajo experto de la artista con el grafito, los hongos cobran en ellos un rol protagónico único que abarca casi la totalidad del soporte. Esto los vuelve magnificentes, los agiganta. Se podría sugerir que ese cambio de escala sugiere de manera simbólica la valoración destacada de las ofrendas que el planeta Tierra le otorga al género humano, y de la cuales la artista de manera sutil destaca. Por otra parte, se vuelve necesario poner de relieve otro aspecto de estos dibujos, y que les confiere también identidad. Aparece algo así como un rasgo interpretativo, ya que en la observación atenta de estos diseños, los hongos parecen por momentos metamorfosearse en flores, producto tal vez, de una imaginación fantástica.
Mercedes Casanegra