En el contexto de la muestra Borges. Ficciones de un tiempo infinito, Andrea Moccio se suma a los más de ochenta artistas e intelectuales que desde junio homenajean a Borges en el cck, al cumplirse treinta años de su partida.  

La instalación “En el cristal de un sueño” propone un recorrido de matices oníricos y fantásticos en donde una suerte de guirnalda blanca infinita, de alturas variables, conforma un laberinto de papel de seda que dibuja curvas y contracurvas a lo largo de cuatrocientos metros cuadrados. Al transitar por esta sala de la Gran Lámpara los espectadores podrán dibujar al pasar sinuosas formas orgánicas continuando las caprichosas configuraciones del papel. 

La instalación se completa con una proyección que, apelando al recurso de la simultaneidad y la duplicidad, registra los trayectos trazados por los visitantes y los proyecta sobre un muro blanco, duplicando las formas del laberinto y creando una ventana que amplía el panorama y que nos permite ver un reflejo un tanto inquietante de nosotros mismos. 
Conformando una sólida narrativa artística que vincula a Borges con las realizaciones de los artistas contemporáneos, la exhibición Borges. Ficciones de un tiempo infinito continúa presentando proyectos de sitio específico que confirman la gran influencia que Jorge Luis Borges sigue ejerciendo sobre el arte contemporáneo.

"La obra de Andrea Moccio no pretende estrictamente una representación de los laberintos borgeanos – sería un imposible de lograr en razón de su fantástica multiplicidad- más bien es un intento de aproximación visual y material a sus reflexiones pero que va más allá al generar experiencias y ensoñaciones de nuevo orden. Acaso nada más indicado que la levedad poética del papel, un soporte como el que supo sustentar las derivas laberínticas de las ficciones borgeanas. Aunque en este caso la artista lo elige para perseguir un amplio espectro de experiencias táctiles y visuales que van desde la suave transparencia que refracta la luz a la cruda corrosión de la ruina, que emerge inmaculada a la manera de un glaciar, como si hubiera sido sustraída de la acción de los tiempos. Con todo, es esa misma dimensión espacial- temporal, a la vez física y metafísica la que acerca su obra a Borges y sugiere una enigmática coexistencia de realidades poéticas.”

Ana María Battistozzi