Adrián Doura comenzó a trabajar sobre el paisaje en 1993, durante su residencia como artista en la localidad de l'Estaque, Marsella. Había trabajado a lo largo de los años con instalaciones, ensamblajes, pintura no figurativa y espacios abstractos y formales. Fascinado por la luz, el relieve y la singularidad de las nubes, este nuevo panorama le pareció inmediatamente familiar.
El pintor y escultor porteño vive en Francia desde 1982, donde trabaja la mayor parte del tiempo. Francia, Mónaco, España, Estados Unidos, Turquía y Argentina fueron testigo de sus exposiciones, con gran recepción entre el público en general.
La escala de cada una de sus pinturas se define con respecto a la del observador en relación a lo representado. Cada serie de cuadros crea un espacio que los relaciona como un conjunto, formando una instalación.
La superficie del agua y de los suelos, el horizonte y el cielo son los motivos recurrentes. Los paisajes que representa resultan, en general, de su deambular por la región de Cuyo, el Río de la Plata y el Canal de la Mancha.
Para esta exposición, Doura propuso al Museo de Bellas Artes de Salta realizar una obra in-situ: un dibujo mural sobre la pared curva de la sala central junto a otra porción de muro adyacente. En su totalidad cubre aproximadamente 8,5 metros de altura por 16 de longitud y representa la forma de las cimas del volcán Llullaillaco. Esta obra, dibujada con pincel sobre la pared blanca de la sala, representa el contenido místico de la exposición “MontañAgua”, a la vez que rinde homenaje a los pueblos originarios.
De esta exposición el cuadro más representativo sea tal vez “Río y Rocas”. La obra establece un paralelo con el políptico “Traverser” (“Atravesar”, en español), que es uno de sus cuadros más emblemáticos dado que resume el pasaje de la vida a la muerte.
La apertura tendrá lugar el viernes 14 de octubre a las 20:30hs. La exposición se desarrollará hasta el 4 de diciembre en las Salas 3 y 4 del Museo de Bellas Artes de Salta (Avenida Belgrano 992).