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La última muestra de Jorge Canale, ”El ajuar” nos interpela directamente desde la construcción del espacio. Hay una ausencia, que recorre las obras, protagonista central de la muestra. Un cuerpo posible que habita el espacio tridimensional y se evoca desde su ausencia.
“Asocio el arte a la investigación policial: a la reconstrucción de la escena, la búsqueda del móvil; a la detección de las huellas, la persecución y la captura.” Jorge Canale
Así empezamos el recorrido: el único cuerpo tangible es una representación: la novia (de tamaño natural, minucioso y plano). Frente a ella una silla, vacía sobre una plataforma circular. El vacío de la silla (propio de la iconografía de Canale) introduce rápidamente al espectador en el diálogo entre ese cuerpo que no está, que debe ocupar su espacio, y la figura plana: el cuerpo de la novia, la mujer, la madre.
Las preguntas por el origen, el comienzo de un orden, de un cuerpo, sobrevuelan las muestras de Jorge Canale, y ésta no es la excepción. ¿Quién debe sentarse en la silla? ¿El novio?, ¿El futuro hijo?, ¿Canale o cualquiera de nosotros? Un diálogo que pivotea entre el plano y la tridimensión, remitiendo quizá a la formación de arquitecto y diseñador del artista.
Es que justamente las siguientes obras: “Estéreoestructuras de madera sobre soporte de tela pintada”, son estructuras tridimensionales sobre un plano. El plano y la tridimensión, que aluden a un recorrido –propio del plano- y a una ubicación virtual del cuerpo en el espacio –propio de la tridimensión-. “Estéreoestructuras” que conformarán un recorrido, haciéndose forma, sobre el plano. Estas estructuras de madera no son otra cosa que perchas desarmadas. Entonces hay que seguir las huellas para reconstruir la escena: volvemos al origen, al comienzo, al recorrido. La representación del cuerpo de una novia, una mujer, una madre y el ajuar. El ajuar se despliega en el espacio de la galería, a partir de esta representación y ese testigo ausente que recorre la historia, que la construye.
Cada plano de color remite a ropas femeninas, íntimas, ausentadas de las perchas, su soporte, las estructuras que ahora conforman una nueva formación. Estructuras que evocan a un cuerpo en su tridimensión, pero también representan un cuerpo, el femenino, con sus concavidades y vacíos, resonancias de un comienzo.
Con economía de elementos y precisión, el artista nos deja entrever con gran sutileza la escena del crimen, de la que sólo hay algunas pistas. Pero fundamentalmente nos ubica en el espacio haciéndonos transitar con nuestro propio cuerpo aquel enigma del que todos venimos.
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Del 27 de abril al 31 de mayo
Daniel Maman Fine Arts, Arroyo 859