Sin apartarse de lo cotidiano y de su mirada analítica sobre los lugares comunes, la artista nos propone esta vez adentrarnos en entornos más íntimos, exaltar ciertas acciones mínimas, agudizar los sentidos y la observación.
Uno de sus trabajos se centra en una pelota de plástico dinamizada por una caída de agua en una pileta natural de Córdoba. Aquí, la artista se detiene en detalles ínfimos, en brillos, reflejos, filtraciones de luz, que contrastan con la materialidad del objeto, su factura y sus marcas comerciales. Una de ellas genera el leit-motive de la exhibición: “Utilizar sólo bajo super-visión competente”. Esta indicación —una especie de phrase trouvé— resume de alguna medida el proyecto estético de Dobarro, su “super-visión”, promulgada no ya desde la perspectiva atenta y omnipresente de un Gran Hermano, sino desde las raíces mismas del acto de mirar: observar, examinar, interpretar, comprender.
En otra obra la mirada se torna vigilancia. Un video breve se concentra en los encargados de los edificios a través de sus espacios controlados y de control, en contraste con la extensión arquitectónica que se despliega más allá de ellos. La pieza recupera su hábitat visual pero también sonoro, traduce un microclima cotidiano que, desde la distancia crítica, pone de manifiesto una situación social de particular tensión.
Como complemento, la artista invitó a Gustavo Ballabriga, arquitecto y colega que desde hace algún tiempo registra este universo con la cámara de su teléfono celular. En la consonancia de estos proyectos, en su diálogo singular, confluye un mismo dispositivo de observación, la misma vocación analítica, el abordaje crítico de una super-visión.

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Info: Hasta el 25 de octubre
Ernesto Catena Fotografía Contemporánea, Honduras 4882 - 1er piso