Al ingresar a la sala, los trece acrílicos s/tela de grandes dimensiones, parecen ofrecer una calma secreta. Pero, esa experiencia inicial, se ve desbordada en el mismo instante en el que el espectador toma conciencia de que ese ´texto`, que el autor nos presenta, funciona como un ´pretexto`. Ahora bien, pertinente seria preguntarnos… ¿que nos dicen esos textos?...nos dicen la aflicción de una época donde todo y nada parece posible; nos dicen la ´cara bifronte` del arte al que hace referencia Fermín Fèvre. Las obras de Montoya, resueltas en base a recursos visuales, simulan hundirse en una abstracción gestual donde la materia, el color y la casi absoluta ausencia de referencias figurativas le ganan al relato. Pero Victor no nos engaña, no nos desprende del indicio; esa huella de su lugar temporo-espacial está tan arraigada a sus obras que parece una trama dicifil de deshacer. Y si, las obras de Montoya, nos hacen fluctuar entre la certeza y la incertidumbre, entre una de las tantas posibles versiones de esta nuestra realidad contemporánea pero significada a través de su mirada. Al respecto, Gianni Váttimo, en su obra La sociedad transparente supo decir “(…) Vivir en este mundo múltiple significa experimentar la libertad como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento (…)” y las obras de Montoya nos invitan a hacerlo porque, como todo artista, crea y construye la posibilidad de que a través de sus obras experimentemos lo no evidente dando aperturas a nuevas miradas logrando enriquecer nuestra existencia. Cabe destacar que esta muestra, excelentemente montada, es producida y organizada por la Galería Arte Contemporáneo bajo la dirección de la Lic. Adriana Plaza. Hasta el 30 de Julio en la sala Colegio de Escribanos de nuestra provincia. Muy buena.