Roque Menaglio ama su oficio de pintor y así­ lo demuestra la obra expuesta en la nueva Galerí­a Thames. Con ochenta años cumplidos mantiene viva la pasión por el arte que comenzó a los dieciséis, habiendo estudiado con grandes maestros como Fortunato Lacámera y Marcos Tiglio. Sus cuadros se ofrecen como refugios de paz en una sociedad convulsionada y violenta. Su imagen es una invitación a vivir en poesí­a, nada lo apura ni lo aparta de lo que siente.

En la actual exposición, Menaglio exhibe una gran variedad de papeles montados sobre el soporte tela. En ellos aparecen pequeños detalles que captan la atención del contemplador. La pintura invita a ser observada con detenimiento para descubrir los variados elementos que la componen. En su recorrido, ya desde lejos el visitante advierte la presencia del color y cuando se acerca, intima con la obra apreciando la totalidad compositiva. La aparición espontánea de la mancha surge como revelación original; Menaglio valora esa aparición fortuita e impensada exaltándola con un movimiento de pinceladas cortas y continuas. Esta manera de educar el ojo para encontrar en la mancha la capacidad expresiva le viene de su trabajo como bancario, en el que se abstraí­a de la rutinaria monotoní­a observando los mármoles que lo rodeaban para buscar sugerencias hipnóticas en la veta de la piedra.

Roque Menaglio es un artista con una vasta trayectoria de coherencia y humildad; alejado de los grandes estentores, su imagen se cierne como sólido homenaje de lo genuino.

Info: Hasta el 11 de diciembre - en Galerí­a Thames, Thames 1776