Nota publicada online
La artista Maricel Álvarez, presentó una única función de su video instalación teatral en el Espacio de Arte Fundación OSDE. La performance para jugar con la idea de doble.
La sala central del Espacio de Arte –Fundación Osde desbordaba de gente el sábado por la noche. El auditorio, armado prolijamente para la ocasión frente a dos grandes pantallas, estaba completo, así que una buena cantidad de espectadores tuvo que buscar asiento en el piso o amucharse de pie a los costados y por detrás buscando el hueco para poder mirar.
Tanta expectativa se justificaba al tratarse de la única presentación de “Yo tenía un alma buena (fragmentos de un relato mutilado)”, un video instalación teatral que reunía a nombres fuertes de disciplinas como la literatura, el diseño, la fotografía y la actuación. A pesar del amontonamiento y las luces que nunca se apagaron del todo, en el espacio de Osde la experiencia fue intensa. Y, al cabo, los nombres que volvían la propuesta convocante confirmaron que son capaces de unir sus talentos individuales al servicio de un todo colectivo.
En principio, el concepto general de la obra surgió de quien también tuvo a cargo la interpretación actoral: Maricel Álvarez, una multifacética actriz, internacionalmente conocida por su participación en el film Biutiful, de Alejandro González Iñárritu, en la que interpretaba a la mujer de un sufriente Javier Bardem. Álvarez, que además es performer y coreógrafa, recitó conmovida y sincera un texto, que se vuelve a escuchar de principio a fin en una grabación y es la repetición donde el espectador redescubre las poéticas imágenes que escribió especialmente para la ocasión Santiago Loza, el cineasta, que ese mismo sábado ganaba en el BAFICI a Mejor Película dentro de la Selección Oficial Argentina, con “La Paz”.
Intensa, frágil y profunda, la mujer se despide, se prepara para una muerte que también puede ser un paso a otro estadío en la vida. Mientras por detrás de la actriz, cual caleidoscopio, dos pantallas sostienen imágenes en blanco y negro tomadas bajo el agua realizadas por Nora Lezano. Una sucesión de primerísmos planos del cuerpo de la misma mujer y tomas cenitales, que generan texturas, se duplican y se funden con el movimiento del agua y rayos de luz que generan brillos alivian la tensión del discurso.
Duplicada, constantemente, la mujer aparece casi desnuda cubierta por una delicada túnica transparente (que diseñó Martín Churba) y luego, vuelve a aparecer completamente desnuda. Y vuelve a repetirse, en las palabras grabadas, la música refuerza la tensión y la interpretación se afloja en lágrimas en más de una oportunidad.
En su única función, “Yo tenía un alma buena” se plantó como una experimentación performática alrededor de la muerte, donde se combina el texto en vivo y grabado, los efectos sonoros y las imágenes de video. Una aventura artística que estuvo de alguna manera inspirada en un fragmento de La novia de Odessa, de Edgardo Cozarinski, que entre otras líneas dice: “Para algunas mitologías la muerte no es un acontecimiento súbito, el tránsito abrupto de un instante en que aún hay vida a otro en que ya no la hay. La representa más bien un viaje, simbólico, que puede entenderse como un despojamiento y un aprendizaje. Es posible imaginar que durante ese tránsito subsisten, islas a la deriva en un mar nocturno, fragmentos de conciencia, recuerdos, voces e imágenes de la existencia que se apaga, transitorio bagaje al que el viajero se aferra por un tiempo breve, impreciso, que nuestros instrumentos no saben medir”.
FICHA:
20 de Abril de 2013 / Espacio de Arte - Fundación OSDE / Suipacha 658, 1er piso. Entrada libre y gratuita
Concepto general e interpretación /MARICEL ALVAREZ
Textos /SANTIAGO LOZA
Video y Fotografías /NORA LEZANO
Diseño de sonido /MARCELO MARTÍNEZ
Diseño de vestuario /MARTÍN CHURBA
Montaje de video /Vasko Films
Realización y montaje de dispositivo /Julieta Potenze
Diseño gráfico /Leandro Ibarra
Asistencia artística /Rosario Alfaro y Mara Ticach
Díptico de video, filmado con cámara Canon eos 7d en blanco y negro a una velocidad de 50 fps y proyectado en dos pantallas de 115 x 200. Instalación sonora (en cuadrafonía).
1 performer (Maricel Alvarez) en vivo.
Duración: 45´