Nota publicada online
El trabajo de Federico Cantini continúa desarrollándose fiel a su tónica de la confusión y desestabilización. Las estrategias del artista son las preguntas necesarias que el espectador se debe hacer para reflexionar sobre lo que nos está mostrando. Esta vez, una historia de amor.
Tanto el ser humano se yergue sobre sus pies, es necesaria la referencia espacial para la ubicación y la memoria. En la presente instalación el artista toma como punto de partida una gran estructura reconocible y ubicable como parte del paisaje urbano en un conjunto de luminarias callejeras. Las extrae de su función primaria, les otorga vida y las transforma en un encuentro. A partir de allí confronta al espectador con el desconcierto.
Pone en tensión otras cuestiones como la identitaria en la instalación, apelando desde el título a un tango tan porteño como Volver de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera.
"Yo adivino el parpadeo
De las luces que a lo lejos
Van marcando mi retorno
Son las mismas que alumbraron
Con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor"
Hay fallas en nuestra percepción. Lo que vemos con nuestros ojos no alcanza, y Federico Cantini lo sabe.
Fundación Andreani Av. Pedro de Mendoza 1981. La Boca. Distrito de las artes