Nota publicada online
Una interesante selección de obras de Xul Solar se presentan hasta el 7 de septiembre en Galería Rubbers. La muestra coincide con la exhibición de algunas obras de Xul como el "Panjuego", el "Títere de la Muerte" y un libro de recortes en la Bienal de Venecia que fueron solicitadas por el curador Massimiliano Gioni para integrar el corpus del guión curatorial bautizado el Palazzo Enciclopédico.
“Xul fue pintor de sus visiones. La gente admite visionarios de otras latitudes y de otras épocas, pero si están muy cerca, los niega. El hombre que vio las maravillas atroces que el Apocalipsis ha registrado recibe nuestra veneración, un visionario contemporáneo es, a priori, absurdo. Ya Xul es parte del ayer; por consiguiente, podemos tributarle el mismo respeto que a Blake, que también dibujó extrañas cosas que le revelaron los ojos del espíritu”, con estas palabras Jorge Luis Borges, el mejor amigo del pintor, presentaba su muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1963.
En estos días se pueden ver obras inéditas en la galería Rubbers (Av. Alvear 1595) que pertenecen a la colección del Museo Xul Solar (Laprida 1212, CABA). La mayor parte son de pequeño formato, tal como acostumbraba el pintor, y la técnica elegida es acuarela o témpera sobre papel (con la excepción de unas pocas tintas y óleos). Estas obras estuvieron guardadas en la bóveda de un banco y salen a la luz por primera vez para ampliar el universo iconográfico de Xul. Los intereses del creador de varias religiones y dos lenguas son variados, los 229 libro que trajo a la Argentina después de sus años europeos, incluyen títulos sobre teosofía, antroposofía, literatura, filosofía, arte, música, mística y magia, a esto hay que sumarle los encuentros personales con personajes de leyenda como Aleister Crowley, un ocultista que le enseñó a tener visiones a través de los hexagramas del I-Ching. Su documento de identidad lo registraba como Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, había nacido en San Fernando, provincia de Buenos Aires, en 1887, pero él mismo eligió llamarse Xul Solar, una modificación que alude a la Luz Solar, aquella del conocimiento directo y divino, sin las refracciones que tiene su par, la Luz Lunar. Hoy resulta relativamente aceptable hablar de I-Ching, tarot, astrología, ocultismo, mandalas o mantras, es cierto que por un lado se ha vulgarizado o tergiversado su sentido, mientras que por otro muchas personas lo rechazan de plano, pues es más fácil negar que aprender; en los últimos años se han publicado bibliografía seria para acceder a estos temas y qué decir del acceso que nos da internet a revistas, publicaciones y artículos de todo el mundo. Lo que resulta fascinante es cómo Xul llegó a conocer todos estos temas, en un momento en que todavía eran incomprendidos y considerados supercherías, lo que pasa aún hoy de hecho en algunos sectores intelectuales. No por nada se decía que iba a ser comprendido en unos cien años, es decir pasado el apocalíptico año 2.000. Se han multiplicado las muestras nacionales e internacionales, los ensayos y la presencia de su obra en colecciones públicas y privadas, sin embargo muchas veces se sigue afiliando su pintura a un expresionismo de corte más lírico y sus figuras se consideran simpáticos caprichos de un creativo, pero detrás existe un universo simbólico al que pocos ha podido acceder. Xul se nutre de los simbolismos de todas las religiones, mitos y sabidurías, aquello que se denomina filosofía perenne, un conjunto de verdades universales, comunes a todas las culturas, y que el filósofo Gottfried Leibniz usó para designar las corrientes místicas dentro de ellas.