Nota publicada online
Consolidada en sus espaciosas salas con áreas íntegramente dedicadas a la fotografía y otros medios asociados, esta nueva edición tiene una selección que abre un abanico de temáticas y técnicas diversas, e incluye tanto a artistas muy reconocidos como nuevos valores que despuntan.
La primera fundación dedicada integralmente a la fotografía y sus derivas, presenta la 5ta edición de un premio que dejará de ser bianual para expandirse a todos los años, pues advierten que hay un desarrollo de la fotografía que merece un acompañamiento más contundente. Es una muy buena noticia pues los premios no sólo tienen un incentivo monetario interesante sino que implican una consolidación de las trayectorias de los participantes y al espectador le proveen una muy cuidada selección de obras donde se pueden verificar el estado de la práctica fotográfica en nuestro medio.
La distribución en tres plantas actúa como un sistema metódico de diálogos entre miradas muy diversas, donde se incluyen la experimentación, las señales de lo cotidiano, la carga emotiva de los objetos, cierta tendencia hacia lo pictórico y lo dibujístico, algunos toques de humor y otros de presagios oscuros. Y todos estos temas se presentan en los más variados tamaños, desde la polaroid de Francisco Rigozzi, “El primer hombre de Saturno”, a la serpentina de piezas unidas de pequeño formato de Martín Touzón “Sin título (En unión y libertad 2011-2013). De la exaltación del color en Arturo Aguiar “Vertere (Del latín: derrame)” definida como fotoperformance lumínica pues acopla fotografía y acrílico sobre tela a la impresión sobre chapa de aluminio de Esteban Pastorino en “Morane-Saulnier MS760. Mendoza. Provincia de Mendoza” donde esa pieza exhibida en la cercanía de un aeropuerto toma la dimensión icónica de un trofeo doméstico.
Sutilezas tan cercanas a la evanescencia como captación de cierta fugacidad apenas apreciable en la foto de Ananké Assef “Soberbia #1” que recupera un autorretrato que mira de frente. Cualidades táctiles como la de Verónica Bellomo De la serie “Origen” cuyo encuadre nos hace dudar de qué estamos viendo, entre lo humano y animal, muy sugerente. La fuerza de una identidad construida en Lorena Fernández “Anük Torre Obeid” a la mirada de frente de “Rosalva” de Martín Del Pozo plena de curiosidades para recorrer.
Las modulaciones cotidianas de aquello que sólo la fotografía puede describir en una bella pieza de María Luz Gil de superficies casi aterciopeladas al recorte de una curiosa mirada en recorrida de Margarita Ezcurra en “Museo de Ciencias Naturales” donde una cola de dinosaurio se adelanta recortada a una pintura de paisaje tradicional. Las marcas del tiempo en Claudio Larrea “Ella” en un interior donde esa temporalidad tiene textura propia a la sugestiva imagen de grupo de Silvina Arrastia “Futuro” donde todos los personajes, encabezados por dos niñas en pleno movimiento, tienen los ojos cerrados.
El jurado integrado por Valeria González, Daniel Merle y Jorge Zuzulich distinguió a Florencia Levy “Tierra de ciervos” con el Primer premio. Es un paisaje desolado, plano y casi vacío como una visión que encarna una metáfora visual de enajenación muy bien trabajado en sus cualidades lumínicas. El Segundo premio lo mereció la siempre eficaz mirada que recorta realidades contemporáneas haciendo trasposiciones entre lo cercano y lo lejano de una situación, la pieza de Leonel Luna “Balseros” da cierta épica pictórica a la temática dolorosa de los migrantes logrando que estos personajes de nuestra vida urbana se distribuyan en una especie de plano que no parece una balsa sino un cartoneo amalgamado circunstancialmente.
El premio que designa al Estímulo joven lo llevó Joaquín Sten con Sin título, una de las piezas en blanco y negro más cargadas de humor y de cierto guiño a Chema Madoz, logrando un muy buen encuadre para lograr cierto toque surrealista que juega muy eficazmente con la luz y la sombra. Las menciones honoríficas del jurado recayeron en Andrea Ostera, con esa curiosa intervención de lo que incluye otras formas de captar lo fotográfico tan personal, De la serie “Capturas de pantalla” son pequeñas copias de contacto raras, sugestivas y fugaces como apariciones desde la pantalla de un teléfono celular. Giménez Lisa se llevó la segunda mención honorífica con una experimentación de otro tipo que capta el tiempo en De la serie “Inconsciente óptico” definida por la autora como “sesión de 20 minutos, disparo de ½ segundo” que capta una de las esencias de la fotografía, el tiempo, considerando un personaje en una situación que roza el desamparo.
Hasta el 26 de mayo vale la pena recorrerla entera.