Nota publicada online
El Bicentenario es una fecha que nos lleva a reflexionar sobre la Revolución de Mayo. Ese proceso histórico que resultó en la ruptura de los lazos coloniales y habilitó el camino hacia la independencia del país. Hoy, doscientos años más tarde, aún nos queda mucho camino por recorrer para lograr todo aquello que reza el preámbulo de nuestra Constitución.
Entramos en mayo. El mayo del bicentenario. Una fecha que nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la Revolución de Mayo. Ese proceso
histórico que resultó en la ruptura de los lazos coloniales con España en 1810 y habilitó el camino hacia la independencia del país, el 9 de julio de
1816. Sin embargo, doscientos años más tarde nos queda mucho camino por recorrer y aún no logramos la madurez política necesaria para lograr
consensos e ir en busca de objetivos a largo plazo, para lograr todo aquello que reza el preámbulo de nuestra Constitución.
La Argentina de nuestros abuelos y bisabuelos, la del Centenario, prometía futuro a miles de inmigrantes que llegaban para construir el país en el que eligieron vivir. La Argentina que les dejamos a nuestros hijos, por el contrario, excluye; un país generoso e recursos que, aún así, no es capaz de brindar fuentes de trabajo dignas para todos sus habitantes. Está en nosotros tomar conciencia y cambiarlo. Y, para ello todos, gobernantes y
gobernados, oficialistas y opositores, debemos encontrarnos, conciliar y construir el verdadero futuro.
Este pensamiento es el que nos guió para elegir como tapa de esta edición la obra de Teresa Pereda, una artista que partir de los años 90 profundizó su investigación sobre el vínculo hombre-tierra, con una mirada sensible y profunda hacia nuestras raíces y nuestra identidad. Recolección-Restitución, es la dupla de acciones que da nombre al proyecto que presenta en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta y, en este marco Pereda convoca a una cita: entregar y restituir. La artista entrega al público los materiales presentes en sus obras: tierra y lana y, a partir de ello, solicita participación para la construcción colectiva de un espacio-tiempo de encuentro y conciliación. Unos pocos puñados de tierra procedentes de cuatro regiones de la Argentina y un inmenso ovillo de lana como metáfora de lo que juntos podemos tejer. Una interesante reflexión para este mes de mayo que nos habla de la construcción de comunidad.
Otra artista que nos ocupa es Josefina Robirosa, una romántica empedernida. Con más de cuarenta años de trayectoria, su obra se mantuvo más allá de las modas. Su actual muestra en galería Vasari, sigue renovando la capacidad de asombro del espectador por su frescura y por su mensaje alentador. Ella también hace hincapié en la suma de conciencias para lograr la libertad. Malba le rinde un sentido homenaje a Carlos Gallardo, un artista a quien muchos extrañamos y que, lo largo de su vida y a través de su obra, supo obligarnos a detener por un instante ese implacable mecanismo de relojería que es la vida, para que reflexionemos en el verdadero sentido de la misma y, fundamentalmente, no perdamos la memoria. Memoria necesaria para aprender del pasado, actuar en el presente y proyectar el porvenir.
Nuestro compromiso, en este tiempo de mayo, es seguir sumando en el campo que nos toca trabajar: el de comunicar y ayudar a construir una comunidad que se enriquece con el arte. Nos entusiasma el desafío porque somos concientes de que nuestro deseo por el bien común depende de cada uno de nosotros. Simplemente tenemos que encontrarnos y conciliar.