Nota publicada online
A partir del jueves 25 de marzo, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta la muestra “Ferrari infinito”, que reúneuna selección de más de cien obras gráficas producidas por León Ferrari durante las décadas de 1970 y 1980, que incluyen litografías, xerografías y aguafuertes.
La muestra cuenta con curaduría de Carolina Jozami, de la Dirección Artística del Bellas Artes, esta exposición se realiza en el marco del centenario del nacimiento del artista y celebra el ingreso a la colección del Museo de una importante donación de obras provenientes de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA).
“Esta exposición contribuye a multiplicar y difundir su legado, a la vez que a homenajear a este artista fundamental, lúcido testigo de nuestro tiempo”, destaca Andrés Duprat, director del Bellas Artes.“En su obra gráfica Ferrari extrema y subvierte los límites de la representación utilizando metodologías y recursos plásticos diversos: cuadros escritos, escrituras ilegibles, composiciones geométricas, dibujos abstractos, signos gráficos, composiciones con imágenes disímiles y obras en las que experimenta con trazos y texturas”, analiza.
Gran parte del corpus reunido fue creado durante los años en que Ferrari residió en Brasil, adonde se exilió en 1976, época en la que comenzó a utilizar imágenes estandarizadas de Letraset, incursionó en el arte correo y abordó distintas técnicas de reproducción mecánica, como la fotocopia.
“En San Pablo –cuenta Duprat–, Ferrari desarrolló una serie de obras que utilizaban nuevos medios que proponían una renovación de los lenguajes y del concepto de obra de arte, y, sobre todo, buscaban llegar a nuevos públicos y a sectores excluidos, intentando romper con el circuito tradicional del mundo del arte”. “Sus experimentaciones se concentraban en búsquedas de formas alternativas y eficaces de producción y reproducción de obras de arte, interesado en el potencial de esas técnicas, que permitían mayor democratización y acceso a la cultura, en oposición a la idea de obra única e irrepetible propiciada por la ortodoxia del mercado”, explica sobre la intención del artista por entonces.
Jozami, por su parte, señala que Ferrari, en su afán por democratizar el arte, no dudó a la hora de numerar al infinito varias de sus series de grabados. “Este gesto, además de marcar una distancia respecto de la lógica mercantil de la obra de arte, reflejó la voluntad y el accionar inquebrantable de un artista comprometido con su época, pero fundamentalmente con comunicar y transmitir al infinito la idea de un mundo más justo”, afirma la curadora.