Nota publicada online
Recientemente trece obras de esta singular artista son parte del acervo del Museo. Felicitaciones!
Ides Kihlen nació el 10 de julio de 1917, en la provincia de Santa Fe. La pintura fue su compañera de ruta más fiel, junto con la música. En Buenos Aires se formó en la Escuela de Artes Decorativas y estudió Historia del Arte. Al echar una mirada retrospectiva sobre su producción y observar la solidez del corpus de su obra de los últimos treinta años, llama la atención el giro tardío hacia los procedimientos abstractos que realizó alrededor del año 1980.
Constituyó un lenguaje propio y su aporte original al arte se dio a partir de ese momento. Pío Collivadino y Vicente Puig fueron sus maestros.
Frecuentó los talleres de Pettoruti, de André Lhote en París, y también el de Batlle Planas, quien le dejó una fuerte impronta. Su trabajo se mantuvo independiente del desarrollo del arte en Buenos Aires; quiso antes que nada ser fiel a sus tiempos internos. "El dibujo y la pintura son los lenguajes que la conectan de manera poética con la vida. Son su columna vertebral y su ascética vida está ordenada en función del arte y de sus afectos", dice Mercedes Casanegra.
Son característicos en sus pinturas los fondos luminosos y orgánicos que inducen al movimiento a los otros elementos que habitan la obra; líneas, telas y papeles que bailan, se derraman y salen de la obra sin pedir permiso. "Mis trabajos preferidos son las Series Negras. No puedo salir de ellas" confiesa y sonríe, "siempre vuelvo". Nada la limita, su mente inquieta investiga distintos soportes, distintos fondos, incluso trabajó con pintura fluorescente.