Nota publicada online
"fondo absolutamente oscuro del espacio libre" es la muestra de Cristina Schiavi y Juan Tessi que se presenta en Fundación Klemm desde el 11 de abril.
Las obras de Cristina Schiavi (Argentina, 1954) y Juan Tessi (Perú, 1972) conversan entre sí con naturalidad en Fundación Federico J. Klemm. Gracias al mecenazgo de Federico Jorge Klemm (Checoslovaquia, 1942-Buenos Aires, 2002) existe la Fundación y el Premio Fundación Klemm a las Artes Visuales. El artista y coleccionista creó la Fundación en 1995 y legó su patrimonio a la Academia Nacional de Bellas Artes, que la mantiene en operaciones. El nuevo guión curatorial y diseño de montaje, realizado por Gustavo Vásquez Ocampo, hace lucir aún más la Colección que suma artistas de renombre, como Beuys, Basquiat, Serrano, Koons, Mapplethorpe, ausentes en los achicados museos locales; una sala exhibe obra de Klemm, otra atesora relevantes objetos personales.
En el espacios dedicado a exhibiciones temporales discurre la provocadora muestraFondo absolutamente oscuro de espacio librede Schiavi y Tessi; tiene un anticipo en la vitrina ubicada frente a la entrada de Klemm. No es preciso ingresar a la Fundación para ver la vitrina, cuya única obra exhibida nutrida de la geometría y el informalismo, realizada a cuatro manos, sintetiza la colaboración artística entre Schiavi y Tessi. Es la misma cooperación que ya experimentaron cuando coordinaron, durante 2009, Mark Morgan Garage.
En el contexto de esta exhibición se proyecta un video plasmado en conjunto que condensa la aspiración de los artistas. En la pieza, las distintivas y esquemáticas figuras de los realizadores sueñan, vuelan y transitan por caminos que el espectador habrá de descubrir. Asimismo, se observan piezas individuales que viajan entre la escultura y la pintura, donde las rectas se encuentran con trazos imprecisos, las líneas duras tanto se fusionan como separan de lo informe.
Mientras que la obra de Schiavi recorre su reconocida trayectoria con formas geométricas que se vuelcan generosas hacia la pintura de Tessi, éste con evidente admiración por el trabajo de la artista, sorprende con un imaginario que acude a la abstracción, bien distante de sus retratos pintados sobre imágenes publicadas, que lo dieron a conocer en la escena local.
El rico texto de Liv Schulman habla tanto de ella como de Schiavi y Tessi: “Soy una artista que usa escritura y una escritora que usa el arte como la médula giratoria de mi trabajo”. Acierta cuando dice que, como en esta muestra, trabaja “con ficciones creando sistemas de sentido que generen un cosmos doméstico. Trabajo en general desde la falta y hacia la desaparición intentando generar un instante de interconectividad en el camino. (…) Trato de investigar las dinámicas del orden, la fragilidad de las relaciones, las relaciones entre los objetos, la posibilidad o imposibilidad de conexión, la fricción, el silencio, el objeto, y el renacimiento de un orden perfecto”. Tal cual, la muestra es todo eso y más. El catálogo señala los logros de los artistas, pero además la lectura de su currícula es un penoso recorrido por las galerías que ya no están.
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