Nota publicada online
Un recorrido por distintas sensibilidades, señalamientos y producciones diferenciadas en una franja generacional no tan amplia pero que permite recibir tanto a emergentes como a artistas de trayectoria.
El prestigioso Premio Braque comenzó a otorgarse en Argentina en 1963, cuando los artistas que hoy conocemos consagrados como Delia Cancela y Pablo Mesejean, Emilio Renart, David Lamelas o Rogelio Polesello, fueron a París y allí se produjo algún cambio en sus carreras, como una consolidación tan necesaria. Se trataba de dar visibilidad y posicionamiento a las obras de algunos artistas considerados por el jurado de selección como perteneciente a las tendencias más innovadoras. El premio tuvo dos interrupciones en el tiempo, pero se retomó hace tres años y la MUNTREF fue la pata de gestión dentro de las universidades nacionales que, aliada con la Embajada de Francia, fueron desentrañando esta 2da época con muy buenas pre selecciones que estuvieron a cargo de Florencia Battiti curadora del Parque de la Memoria, Hélène Kelmachter en representación del Institut Français, Florencia Qualina como curadora independiente y Diana Wechsler en representación de la UnTreF. Videos, instalaciones, pintura y acuarelas, fotografía, performances y obras de acción combinada dan cuenta de una buena y sólida selección.
Se trata de 30 artistas de los cuales hay muchos más conocidos y otros que están en este momento muy activos con sus carreras. Por orden alfabético son: Andrés Aizicovich, Nicanor Aráoz, Joaquín Aras, Amadeo Azar, Daniel Basso, Sofía Bohtlingk, Martín Carrizo, Cecilia Catalin, Pablo Cavallo, Alejandro Chaskielberg, Laura Códega, Elena Dahn, Valentín Demarco, Marcelo Galindo, Diego Haboba, Pablo Insurralde, Iumi Kataoka, Pablo La Padula, Carolina Magnin, Alexis Minkiewicz, Mariano Molina, Aimé Pastorino, Débora Pierpaoli, Mariela Scafati, Alan Segal, Mariana Sissia, Juan Tessi, Valeria Traversa, Leila Tschopp y Nahuel Vecino.
Como toda decisión de un jurado debe al menos ser discutida, los distinguidos por el jurado de premiación, formado por Yoann Gourmel, curador del Palais de Tokyo, Yann Lorvo, director del Institut Français, y Aníbal Jozami, rector de la UNTREF, dieron ganador a Aizicovich por la obraRelación de dependencia, mientras que fueron distinguidos con menciones de honor Pablo Insurralde, Alan Segal, Marcelo Galindo, Valeria Traversa y Juan Tessi. Insurralde se convirtió en uno de los preferidos del público con su instalaciónMúsica congelada, un espacio íntimo donde disfrutar de un momento de cierto extrañamiento de una serena armonía. La magnífica sutileza de cada pieza deUna instalación remotade Amadeo Azar merecía un destaque. Y tal vez la fuerza enorme deLa ilusiónde Leila Tschopp, tanto en lo simbólico como en la utilización del plano coloreado acompañado de esas piezas como telas que cuelgan como en descanso allí muy cerca del plano.
Cuenta la gacetilla acerca de la obra de Aizicovich: “se trata de una instalación y a la vez una acción performática que el artista realiza en colaboración con la ceramista Cecilia Ojeda” Y declara: “La pieza consiste en un dispositivo escultórico que se activa gracias a la fuerza motriz de dos participantes; una bicicleta fija conectada por un sistema de poleas a un torno de alfarería. Gracias al movimiento impulsado por el ciclista, el torno gira y le permite al alfarero modelar la arcilla. En el proceso, ambos negocian, discuten y se interrumpen trazando interrogantes sobre la comunicación como puente entre individuos, la naturaleza de la praxis artística y la creación no como un hecho espontáneo, sino como un ejercicio transaccional entre interlocutores.”
En tanto se prepara en la Sede Caseros con apertura a partir de abril, un recorrido por la historia del Premio que es el resultado de una investigación incubada en el marco de la Maestría en Curaduría en Artes Visuales de la UNTREF por Lucie Haguenauer, curadora de esta muestraPremio Braque (trayectoria 1963-1998). “Concebida como una travesía, la exposición, que reúne obras de juventud de cerca de 50 artistas, exhibe el espíritu que lo guio, las tensiones que lo atravesaron y su impacto en las trayectorias de los artistas y en la historia del arte argentino.” En este caso la Muntref es acompañada la Embajada de Francia, el Institut Français y el Palais de Tokyo.
“El Premio Braque se destaca como un espacio institucionalizado que produce un corpus inmenso de obras que lo atraviesan en las muestras anuales en Buenos Aires y las realizadas durante la estadía en París. A un enfoque social, se le suma una perspectiva warbugiana que pone el foco en las imágenes y permite ordenar a partir de un método de “conocimiento por montaje” un corpus que fue producido durante más de 35 años en la Argentina y Francia.” Sin duda alguna una trayectoria se nutre con potencia a través de esta validación. Buena idea colocar las dos al mismo tiempo para dar cuenta de la importancia que este premio tiene en el país.