Nota publicada online
El Premio Pinamar, iniciativa de Fundación arteba y Pinamar S.A., es un catalizador para reflexionar sobre la intersección del arte, la naturaleza y el urbanismo. Con el compromiso de generar un legado para futuras generaciones, como un símbolo de la capacidad del arte para conectar con el entorno natural y contribuir a la construcción de ciudades más sostenibles y habitables.
Los proyectos seleccionados en esta etapa semifinal, recibirán un monto en pesos equivalente a USD 1.000 (mil dólares) para apoyar el desarrollo de la viabilidad de su propuesta. Esta inversión inicial permitirá a los equipos trabajar en la concreción de sus ideas, avanzando en la fase de diseño, investigación y planificación de la obra, bajo el asesoramiento de Pinamar S.A. y el acompañamiento curatorial Solana Molina Viamonte.
La curadora Florencia Batitti, los artistas visuales Mónica Girón y Eduardo Basualdo, el arquitecto Martín Bodas junto a Enrique Shaw, director ejecutivo de Pinamar S.A., conformaron el jurado de selección de los cinco proyectos finalistas:
“Souvenirs” de Amalia Pica
"Esta propuesta rinde homenaje a la tradición de la cultura material de las ciudades balnearias: la elaboración de objetos con caracoles marinos. Para este proyecto en Pinamar, Pica está interesada en realizar esculturas de una forma que quizás ya le sea familiar a sus habitantes y visitantes, y usarla para realizar objetos inesperados. Utilizar esta tradición de figuración sencilla y explorar los límites entre figuración y abstracción y su relación con el animismo y el humor. En un intento de combinar lo que entendemos como arte con lo que se considera artesanía, figurilla y escultura. Luego las piezas serán elaboradas con un proceso de fundición en bronce, y serán instaladas en distintos lugares del vivero, el bosque, y probablemente llegarán a la ciudad generando un recorrido, búsqueda del tesoro, y señalamiento de ciertos edificios y árboles."
“Cosmotronco” de Denise Groesman y Julieta García Vazquez
"Esta propuesta se infiltra en el bosque de pinos para contar otra historia. Una historia narrada desde las voces de la comunidad de plantas, insectos y hongos que habitaron estas dunas, médanos y humedales mucho antes de que ellos llegaran. El Pino, como nuevo habitante de este ecosistema, es el contenedor para reponer una historia que, como en todo el territorio de la provincia, suele creerse vacía. Cosmotronco no tiene copa ni raíces; es un cuerpo-tronco que oficia de conector entre los mundos. Al recorrerlo internamente el visitante experimenta su crecimiento y al llegar a lo más alto, su cabeza sale a la superficie para reencontrarse nuevamente con el bosque, un bosque que ya no es el mismo… …es una escultura de dos caras. Su exterior hospeda al elenco vegetal más representativo de la zona. Su interior es el escenario para una narración imaginada colectivamente, intervenida por insectos y microorganismos y recorrible para humanxs…"
“Camino para pinos” de Donjo León
"Este proyecto tiene como objetivo evidenciar los distintos estados, caminos y usos que puede tener el pino. Tanto en su estado natural como en su uso como material de construcción. Consiste en un ambiente o invernadero que contiene y exhibe un tronco de pino. Es una estructura transitable y constituye a su vez un mirador sobre el vivero. La arquitectura es un sendero curvo, que se enrosca como un caracol y crece como una ola. En su parte superior tiene reminiscencias de la popa de un barco que mira al mar, como si estuviera adentrándose en la tierra. Bajo el sendero, en el invernadero semi hermético, se emplaza un tronco de pino expuesto a condiciones de mucha humedad con el fin de crear un ambiente donde proliferan diferentes tipos de hongos; setas; musgos e insectos que lo descomponen. Así como el vivero reproduce los pinos, este ambiente muestra otro aspecto del ciclo de vida del pino. Exhibiendo su proceso de desintegración y transmutación para alimentar un nuevo ecosistema y regresar a la tierra."
“Arar en el mar” de Julián Terán
"Se trata de una instalación realizada con discos de acero que emulan los tradicionales discos de arado, pero llevados a una escala monumental. La obra estará compuesta por cuatro discos de 250 cm. de diámetro, semienterrados de canto en la arena y alineados por un eje imaginario que los atraviesa en su centro como si hubieran quedado en la posición dada por la rastra de arado al finalizar la labor del suelo. Cada una de las caras de los discos estarán grabadas con imágenes. En las caras cóncavas se desplegarán, como un eco de la bóveda terrestre, mapas de estrellas correspondientes al cielo nocturno de Pinamar que darán cuenta de los equinoccios de Marzo y Septiembre y los solsticios de Junio y Diciembre. En las caras convexas, evocación de la superficie de la tierra, se grabarán imágenes de plantas nativas del ecosistema de los médanos."
“Octava alucinación de primavera” de Nicanor Aráoz
"Escultura en bronce con pátina de color. En los últimos años Araóz ha llevado a cabo una serie de investigaciones conceptuales y materiales que lo llevaron al desarrollo de un cuerpo de trabajo que se encuentra en la intersección entre la organicidad potencial de los artefactos creados por el hombre y lo subversivo en la naturaleza. “...La idea de avanzar en este análisis del cosmos específico que ocurre en el encuentro entre naturaleza y tecnología en este nuevo vivero, en donde la naturaleza se antepone como entorno y resignifica esta larga investigación, implica una enorme oportunidad. Gran parte de mi investigación reciente es una elaboración de posibles respuestas a la pregunta “¿qué viene después del fin de todo?” Y “¿qué vendrá después de nosotros seres humanos, emisores de gases, creadores de plantas nucleares, inventores y promotores del caos?”
El Vivero Forestal de Pinamar es el destino final donde se emplazará el proyecto ganador. Para que esto sea posible, el proyecto premiado recibirá un monto en pesos equivalente a USD 15.000 (quince mil dólares), además la empresa Pinamar S.A. cubrirá todos los gastos de producción.