Nota publicada online
Con curaduría de Sofía Zuluaga y Mariana Rodríguez Iglesias, se exhiben obras realizadas en 2019 y 2021.
Ceci Soldano pinta; ese es su talento. Pinta y enseña a pintar; cursó Bellas Artes y se dedica a la docencia. Su búsqueda está en los detalles, en aquel rincón donde la mirada se detiene y sugiere, invitando a la reflexión. Seguramente en ese mismo rincón que muchos otros pasan de largo.
Las cosas suceden en algún momento y por alguna razón. Un día tropezó con una piedra, con aquella misma con la que jugaba de chica en las playas de Miramar. Una piedra gastada y trabajada por el mar, con agujeros que invitan a mirar. Ese día también tropezó con una leyenda celta y todo se conectó. Según esta antigua leyenda, las “piedras brujas” son aquellas que tienen un agujero que las atraviesa y, al mirar a través de él, transportan a otra dimensión.
Ceci encontró su “piedra bruja” y se conectó con sus raíces celtas. Su pintura se volvió abstracta y su paleta mas calma. El gesto se volvió envolvente y los formatos generosos. Necesitó un soporte que cantara la misma canción y eligió el lino, “un material que me permite trabajar en el reverso para que la materia y el color emerjan, sutiles, en el frente”. Sobre un soporte mas pequeño, el papel metalizado, el mismo gesto se vuelve dibujo y comienza a intervenir el entorno que se “mete” en la obra.
De todo esto se trata la muestra “Capas de aproximación” en Pagana Casa de Arte. Respuestas que trata de dar la pintora a las preguntas de las curadoras Sofía Zuluaga y Mariana Rodríguez Iglesias en el texto que acompaña la exposición:
“¿Cuánto dura la intensidad de una mirada?¿Cuántos tiempos se pueden condensar en el ir y venir de un gesto pictórico? ¿Qué se puede encontrar mientras las formas no terminan de completarse, ni los bordes de cerrarse? ¿Desde dónde nos habla el vacío que articula la composición?”
En Capas de aproximación se exhiben pinturas de Cecilia Soldano en las que parecieran darse cita –como un magnífico aquelarre– diversas respuestas, siempre provisorias, a estas preguntas. Son obras que trazan un viaje pictórico capa sobre capa, gesto sobre gesto, pigmento sobre pigmento. Son pinturas análogas a la experiencia de tener la certeza de estar soñando: ese momento al límite de la vigilia cuando no estás ni del todo despierta, ni del todo entregada a la ficción de lo onírico. Ese tiempo que puede condensarse y tres segundos percibidos desde la penumbra de tu habitación traducirse en escenas complejas, apenas pronunciables.”
Quién no se quedó alguna vez enganchada mirando una mancha extraña en la pared, o una ventana al otro lado de la calle, o la llamativa oscuridad de una puerta apenas entreabierta; poco importa qué es lo que dispara ese estado de suspensión. Coloquialmente se dice “estar colgada” cuando dejamos la mirada sostenida, sin parpadear ni mover los ojos, perdida en cualquier cosa anodina. “Te colgaste” y la mente empezó a viajar, a hilar una cosa con otra, pero los sentidos se aquietaron. Curiosamente, pocas veces tenemos tanta claridad del vacío que nos habita como cuando “nos colgamos” y somos transportadas desde este aquí y ahora hacia un territorio de preguntas como ¿a dónde me fui? o ¿cuánto tiempo estuve así suspendida?
Ese estado de entre paréntesis –de un estar mientras lo simultáneo acontece– es lo que propone la obra de Cecilia Soldano. Te invita a colgarte, acá y hoy, en Pagana Casa de Arte solo para trasladarte a lo que te dispare eso que queda vibrando dentro del lino, detenido en la mancha quieta que es registro de un gesto fugaz, hablando en lenguas desde el pigmento plano, opaco o iridiscente. Estas pinturas son como entradas que de lejos parecen conectar espacios pero ni bien nos acercamos empiezan a ensancharse y nos proponen: quédate acá, descansa en este umbral; no hay ningún sitio a dónde ir, detente y suspende por un rato la búsqueda. Quédate acá y encontrá(te).”
Aquí el Video