Nota publicada online
La artista presenta en la sala 1 del Museo Caraffa, parte de una investigación exhaustiva sobre la ciudad de La Plata, de su pasado fundacional, masónico en contraposición con un presente marcado por la catástrofe y la desolación.
La ciudad de La Plata posee una génesis fundacional cautivante. A diferencia de otras ciudades del país, cuyo cuneo fundante se inscribe en matrices cruzadas entre la administración virreinal e iconologías clericales, La Plata evidencia un tejido urbano cuya traza estructural es un símbolo masón. Proyectada con instrumentos de precisión, el compás, la escuadra, el nivel, la plomada, su diseño pertenece a una conciencia de época, progresista, y de logia masónica, de valores éticos, políticos y sociales no clericales e ilustrados.
La obra de Paula Toto Blake, que se presenta en la sala 1 del Museo Caraffa, parte de una investigación exhaustiva sobre la ciudad de La Plata, de su pasado fundacional, masónico. Esta génesis, sostenida por valores del progreso ilustrado, a fines del Siglo XIX, se contrapone con la experiencia de la destrucción sufrida en la ciudad por la inundación de 2013, que dejó a la población en un estado de desolación y rabia ante la responsabilidad de la administración estatal en esta tragedia. El día 2 de abril, La Plata colapsó por el desborde de un dique de contención ante el fuerte caudal de lluvias. El mismo día, Toto Blake desmontaba la exposiciónFragilidad, en Buenos Aires. En ella reunía un conjunto de imágenes fotográficas donde evidenciaba rastros de destrucción y el paso del tiempo, como huellas de la fragilidad humana ante la muerte. La Plata es la ciudad natal de la artista y allí reside parte de su familia. Esta coincidencia, hablar de la fragilidad en el momento en que La Plata colapsaba, fue el motivo por el cual Toto Blake decidió comenzar con el trabajo que hoy muestraLa casa simbólica. Las vivencias de los hechos trágicos de esos días, la experiencia de la comunidad cercana, las imágenes de las marcas de nivel del agua sobre los muros de la ciudad tras el paso de la inundación, motivaron un trabajo de archivo e investigación, tanto de la historia de la ciudad como de estos hechos actuales.
Un pasado moderno repleto de simbologías y de iconografía masónica. Un presente marcado por la catástrofe y la desolación. La dualidad de las imágenes se muestra casi como oxímoron. Paradojas entre lo que perdura y lo que cae; entre el monumento, como símbolo de autoridad de la Historia, y el anti-monumento, como necesidad de volver a memorias y experiencias singulares. La traza simbólica masónica se superpone a las imágenes fotográficas de monumentos, íconos del poder y del saber. El tejido informe de la destrucción se advierte en este procedimiento dual que realiza la artista: los mismos edificios son transformados en anti-monumentos y ponen en evidencian sus propias fisuras. Las imágenes funcionan así como dispositivos: son entramados complejos de signos de poder (edificios clave en la conformación de la autoridad institucional, política, académica), y de lugares de saber (el conocimiento como núcleo preponderante en la actividad masónica, la hegemonía de los discursos científicos…).
La anulación del contexto en las fotografías es otro significante clave en la obra de Toto Blake. La atmósfera de las imágenes parece carecer de temporalidad, lleva la mirada a un lugar sin historia. Una paradoja sin dudas, ya que la historia es fundante de todo proceso poético en estas imágenes. Sin embargo, el pasado y la memoria se concentran en los diferentes planos de la imagen, el edificio, el monumento, la localización, y luego, la simbología masónica, o la huella de la destrucción actual. La historia se condensa allí, pero se vuelve anacrónica en el resto de la fotografía. No hay “clima”, no hay atmósfera, no sabemos cómo es el día, cuales son los rastros de la naturaleza en la imagen. Como si la temporalidad solo quedara enmarcada en el rastro físico del cemento monumental. En este sentido, existe cierta reminiscencia a la fotografía conceptual de Bernd & Hilla Becher, dónde los recursos técnicos se ajustan con el fin de hacer análogo cualquier rastro natural en la imagen, haciendo que nuestra mirada tenga un solo foco, el monumento, convertido en despojo: el anti-monumento.
Algo se juega en esta dicotomía: los monumentos del saber y del poder devienen iconografías duales, develan su pertenencia a una fundación de logias masónicas a la vez que muestran su condición siempre pendiente de convertirse en anti-monumentos, en la huella de la destrucción inminente. Es el interés de Paula Toto Blake evidenciar, bajo la forma sensible, las múltiples dimensiones que esconde la trama de esta geografía.