Nota publicada online
Que cumpla sus 23 años consecutivos y llene las salas del Grand Palais, significa que esta Feria es un éxito aún antes del inicio de sus breves cinco días, del 7 al 11 de noviembre. La representatividad de las 180 galerías internacionales, de las 33 editoriales especializadas y la presencia de 300 artistas firmantes de publicaciones, aseguran que sea uno de los focos convocantes del plácido otoño parisino.
Como en toda feria de arte, lo preponderante es la abundancia. Desde la intimidad y rigor de las imágenes vintage, devenidas hoy en buen negocio, a la desembozada búsqueda de notoriedad de muchas estéticas contemporáneas, no es posible clasificar estándares o visiones dominantes. El observador está más atento a su gusto personal que a una instancia curatorial, quizá demasiado preocupada por hacer rendir la inversión de los expositores y la fuerte presencia de los sponsors devenidos coleccionistas. Algunos de los mayores espacios están ocupados por las colecciones de fotos propias de J.P.Morgan, BMW o Pernod Ricard. Tan fuerte es el branding, que los lujosos autos BMW con inscripciones de patrocinio interrumpen de a 10 en fila la entrada del público.
La notoria melena roja de Juana de Aizpuru, la galerista madrileña presente en la Feria, exhibe una de las obras más interesantes, las del artista Eric Baudelaire, que en medio de disonantes fotos vecinas estalla con una escena que nos recuerda que a pesar de las copas de champagne y la frivolidad reinante, estamos encañonados sin piedad por territorios en guerra.
La galería Caroline Smulders, de Paris, presenta la obra de una artista original de Madagascar: Malala Andrialavidrazana, que revela en imagen un collage al modo de un instructivo para quienes explotaron y aún buscan generar ganancias en los territorios coloniales. Una reflexión sobre la colonialidad de una enorme sutileza, incorporando a los mapas del mundo del siglo XIX una complejidad de símbolos, imágenes, escrituras y dislocación de objetos. Su exposición se completa en el Museo de la Economía de Paris, un gran museo didáctico en un majestuoso palacio del XVII.
Rolf Art es la única galería argentina presente con obras del peruano Roberto Huarcaya y una instalación de Andrés Denegri, video realizador de trayectoria y talento. El despliegue de la gigantesca obra de Huarcaya merecería un mayor espacio para embarcarnos en su aventura de exposición de papeles fotográficos sensibles en la amazonia peruana. La luna, la lluvia, los relámpagos y algunos estratégicos disparos de flash imprimen de un modo aleatorio la de otro modo inapresable exuberancia del Amazonas.
En el mismo Grand Palais se presentan en simultáneo exposiciones muy completas de Toulouse Lautrec y otra del Greco. En frente, en el Petit Palais, Luca Giordano; en el Louvre la completísima exposición de Leonardo da Vinci en homenaje a sus 500 años. En el Centro Pompidou la fenomenal obra de Francis Bacon interpretada a través de sus lecturas de T.S.Elliot, Esquilo, George Bataille y otros autores que influyeron su pensamiento. Es por cierto difícil no andar en estos días recorriendo museos.