El nombre de la exposición, que alude a las más de ocho décadas transitadas por los artistas, se contrapone a las jóvenes obras, producidas del 2000 a la actualidad. Los tres “mayores”, han sido docentes, han tenido muestras en el país y en el exterior, y han sido reconocidos con becas y premios. Pero en esta exposición, sus obras son de sus últimas producciones en donde todo el camino recorrido se vuelca en la expresión artística. Por un lado Carlos Cañás, construye sobre la tela, paisajes abstractos en donde el acrílico lleva la huella de las decisiones tomadas por el artista. Por momentos gran carga matérica, contrapuesta a colores diluidos; y la soltura de la pincelada que convive con la rigidez de la línea. La serie de 28 dibujos de Norberto Onofrio, muestra el incansable trabajo del artista que hizo todas las obras exhibidas para esta muestra. Ciclista en su juventud, realizó la serie “La Bici”, que, como una metáfora de la vida, la representa en diferentes situaciones: Carreras de competencia con momentos de hiperactividad y otros de cansancio; una serie de bicicletas insólitas construidas ingeniosamente y montadas por diversos personajes; bicicletas en dibujos con una gran carga social en donde se representan a familias de cartoneros y chicos de la calle; y otra serie de dibujos más caricaturescos en donde la bicicleta siempre aparece presente. Sobre el final de la sala de estos dibujos, cuelgan las dos ruedas de la bicicleta que usó Onofrio en donde los rayos un tanto oxidados reflejan el camino andado. Finalmente, las seis obras de César López Osornio con su geometría libre en donde aparece la coexistencia del cálculo matemático con la impronta de lo causal, el gesto, y lo circunstancial. Osornio, el más joven de los tres, nacido en 1930, vivió en Japón, Venezuela y Barcelona, para finalmente instalarse en su país. Actual director del MACLA, produce su obra imprimiendo en ella todas sus influencias. Su geometría es suelta y cargada de identidad, de historia. Los colores brillantes, el azul que recuerda a Yves Klein, las ilusiones ópticas, la chorreadura opuesta a los cuadrados matemáticamente dispuestos, y su juego con la luz y las sombras en el dorado y los retazos de tela sobresalidos cuentan los viajes y los acercamientos que Osornio tuvo con diversos movimientos artísticos.
Las palabras mayores construyen un discurso que se hace visible en sus últimas obras, las más jóvenes.