Nota publicada online

jueves 24 de agosto, 2017
Néstor Cruz en Galería Vermeer
Variaciones Herméticas
Néstor Cruz en Galería Vermeer

Hasta el 31 de agosto, Néstor Cruz presenta en Galería Vermeer “Variaciones Herméticas”, su segunda muestra individual en este espacio, en la que reúne un conjunto de obras representativas de su trayectoria artística. 

"Relacionarse con el espíritu lúdico, es inherente al ser humano. Hacer partícipe al otro, es la propuesta de los artistas"

Néstor Cruz

Esta actual muestra refleja un cuestionamiento constante del artista, quien se destaca por su inquietante curiosidad por las enseñanzas del hermetismo. La profundización de las ciencias herméticas como la alquimia, el tarot o la astrología, inducen a Cruz a vincularse con la filosofía y sobre todo las teorías matemáticas.

El tiempo detenido

Néstor Cruz nació el 15 de octubre de 1933 en Buenos Aires. De niño, creció entre el colegio, los juegos y la observación de las obras de arte. Tuvo una formación y desempeño tanto en la práctica artística como en variedad de ramas teóricas. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes, observando a los maestros antiguos y clásicos, también asistió a la Facultad de Medicina, y a la Facultad de Filosofía de la UBA en donde entró en contacto con la filosofía, la historia y la psicología. Su formación teórico-práctica continuó cuando hizo un seminario de estética a cargo de Jorge Romero Brest, y lo acompañó con clases particulares de pintura y dibujo a cargo de Lino Enea Spilimbergo. Viajero y curioso, hacia la década del 50' se fue a Bolivia en donde reconoce una evolución espiritual a partir del contacto con la naturaleza de La Paz. En los sesenta, de regreso en Buenos Aires, inauguró su primera muestra de dibujos en la Galería Galatea. Si bien su obra recorrió diferentes estímulos temáticos, por esta época, su obra se acerca mucho al carácter sagrado del hombre y la incidencia de la mitología. Hacia mediados de aquella década, subyace en sus pinturas, el contacto de Cruz con la Alquimia y el psicoanálisis que se refleja en composiciones con fuerte impronta surrealista. En los años setenta, el artista se inclina hacia un estilo muy cercano a la metafísica que recuerda a los ambientes de De Chirico, con una factura claramente clásica. Su curiosidad y conocimiento, inundan la temática y atmósfera de sus obras que se combina, hasta la actualidad, prevaleciendo en toda su producción, un misterio que habla del hombre y de la vida misma.  

El disparo del navegante

Se puede hablar de Néstor Cruz como un permanente intrigado por lo enigmático y oculto de la realidad, y, en este marco, Nelly Perazzo, escribió: "Como el mundo del espejo, que es realidad e irrealidad al mismo tiempo, la imagen de Néstor Cruz muestra situaciones reales donde existe la sospecha de que hay algo que no es real. La realidad aparece cuestionada en su propia condición de realidad (...). Él usa lo cotidiano, pero siempre hay un factor de extrañeza, un personaje, un instrumento, un gesto, una situación insólita que descoloca al espectador". Y es que justamente, Cruz en su constante cuestionamiento y análisis de la realidad, se pregunta sobre la existencia, y así, sus obras funcionan como pequeñas ventanas cargadas de esoterismo, que buscan un lado oculto en la cotidianeidad. 

 

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