Nota publicada online
Con una programación escalonada en distintas sedes, la UNTREF en coproducción con los servicios culturales de Francia e Italia, se pensaba poner en marcha desde el pasado sábado 7 de marzo, un programa en varias sedes de la UNTREF. La emergencia del protocolo asumido a partir del coronavirus canceló la inauguración, pero esperemos poder disfrutar pronto de un gran trabajo que aporta las miradas de singulares artistas nacionales e internacionales.
Una serie de muestras interesantes comenzó en la sede del museo MUNTREF en Caseros y debía seguir en dos sedes más, pero la emergencia del control ante la posible epidemia que todos conocemos lo impidió, siendo Constelaciones la única que contó con inauguración pública. Se trata de una gran muestra de videoinstalaciones repartidas en cuatro secciones Modos de ver, Tránsitos y las migraciones, Sobre la naturaleza y Cuestiones de género, con curaduría compartida por Diana Weschler y Benedetta Casini. La selección sale del acervo de más de 35.000 obras de 6.000 artistas franceses y extranjeros pertenecientes a la colección francesa del programa FRAC (Fondos Regionales del Arte Contemporáneo). El 13 de marzo en el MUNTREF Centro de Arte y Naturaleza de la Avenida Sarmiento, se previó inaugurar ¿Qué puede el humo hacerle al hierro?, de la destacada artista italiana Bruna Esposito y al día siguiente, en la sala 1 del MUNTREF Centro de Arte Contemporáneo para la Diversidad Cultural, Sede Hotel de Inmigrantes, debió ser la apertura de Diarios del alma, de la italiana María Lai con curaduría de Bartolomeo Pietromarchi y Luigia Lonardelli, con más de 100 trabajos de la artista, cuyo centenario se conmemoró recientemente.
Junto a la destacada artista tucumana Carlota Beltrame con su primera individual en Buenos Aires, Memoria Colectiva, con la curaduría de Julio Sánchez. Y la presentación de la fotógrafa chilena Julia Toro con curaduría del equipo MUNTREF, quien ocuparán sendas salas de la sede del Centro de Arte. Las muestras se encuentran montadas y esperaremos a asistir a estas grandes propuestas que tren una mirada femenina con compromisos varios dentro del arte.
En la muestra Constelaciones se percibe el buen uso del espacio expositivo que generan diálogos y confrontaciones en un recorrido que inicia con la sección Modos de ver por la irónica obra del español Fernando Sánchez Castillo ‘Pegasus Dance (a choreography for watergun vehicles)’ (2007), donde dos carros de agua antimotines desarrollan una coreografía con música acorde usando artísticamente los chorros de agua. En la sala contigua se abre un interesante diálogo cruzado entre la ecuatoriana Estefanía Peñafiel y la indonesia Fiona Tan, con un eje sobre la memoria que son claves de su trabajo en el caso de la última, mientras que Peñafiel busca desentrañar la fragilidad de las imágenes en su capacidad de aparecer y desvanecerse, como juego de memoria y olvido. En la misma sala y destacando por el movimiento y el color de las obras, aparece de un lado el colectivo español DEMOCRACIA quienes filman a un grupo de parkour que recorre el Cementerio Civil de Madrid, fundado para albergar a quienes no deseaban estar dentro de un cementerio católico. En el juego del ir y venir de los cuerpos, aparecen nombres, signos y marcas de figuras de la política, el pensamiento y las artes asociadas al pensamiento utópico sin divisiones de creencia alguna. Confronta con la obra Bloco de Stephen Dean donde el cuerpo se desdibuja para ser parte de una masa que, filmada desde arriba, se mueve de forma compacta.
El título de la muestra se debe a la obra del francés Jean-Christophe Norman Constellation Walks un registro performático que describe con la cámara apuntando al suelo, su trayecto por distintas ciudades y lo que queda como resto en el piso y abre la estación Tránsitos y las migraciones. El recordado Harun Farocki divide la pantalla en dos y confronta imágenes del pasado colonial americano con imágenes actuales de los mismos territorios para reconfigurar una lectura política de un relato en el marco del capitalismo del pasado y del presente. Khalili dibuja sobre el mapa político el tortuoso trayecto que sufre un migrante para escapar de realidades sofocantes de guerra y destrucción que hacen reflexionar sobre el enorme esfuerzo para encontrar un lugar.
Sobre la naturaleza tiene unas pantallas muy grandes con un contrapunto interesante que marca un tempo diferencial en relación con el paisaje. La obra de Berrada crea un nuevo paisaje de naturaleza dado a luz en aguas químicamente modificadas, a las que agrega cristales y minerales que mantiene en secreto, donde todo se mueve con una pacífica calma. Se pone en relación con Kapwani Kiwanga, artista canadiense de raíces en Tanzania, ella misma está apostada al costado de un camino, intentando restablecer el verde de las hojas cubierta por tierra roja de los vehículos que transitan eventualmente por allí. Aquellas acciones cotidianas, rutinarias y en apariencia inútiles que, sin embargo, no dejamos de realizar y el paisaje que define identidades, qué es lo que ellos representan para las personas, en qué medida expresan situaciones de pertenencia.
En la sección Cuestiones de género destacan el fuerte contraste entre el Barded Hula de la artista israelí Sigalit Landau, una performance centrada en el cuerpo cosificado sexualmente de las mujeres, donde el disco del hula hula es suplantado por uno de alambre de púas que va dejando lasceraciones en la cintura desnuda. Segmentado también el cuerpo femenino en las manos que alimentan, la libanesa Ymane Fakhir y su Pain de sucre, desarrolla en varias pantallas el proceso de elaboración en manos de una experta. Y remata con la feminista norteamericana Martha Rosler, con el histórico video de los años 70, Semiotcs of the Kitchen, un compendio de lo tedioso que resulta un trabajo de ama de casa en clave súper irónica.
¡Imperdible cuando hayamos pasado la emergencia!
