Nota publicada online
Milagros de la Torre (Perú) es este año la artista invitada cuyo trabajo emerge de un riguroso proceso de investigación y de un abordaje crítico del aparato fotográfico. Sus imágenes proyectan una belleza inquietante y una seducción visual que contrasta con una temática aguda y consecuente, con frecuencia asociada a problemáticas propias de América Latina, su lugar de origen.
Milagros de la Torre nació en Lima, Perú y, como Fernando Bryce y varios artistas de su generación, se formó en el exterior; en su caso recibió el B.A. (Hons) en Artes Fotográficas del London College of Printing, Reino Unido. Desde 1991, su obra se centra en temas asociados a la violencia social que se vive en Latinoamérica y el mundo que nos toca vivir. Con recursos mínimos transforma elementos cotidianos e inocentes en imágenes elocuentes y dramáticas que ubican al espectador como testigo de una tragedia imposible de eludir.
En Buenos Aires Photo presenta tres series características de su trabajo: Antibalas, formada por 11 fotografías de inocentes prendas de vestir; suspendidas en un espacio vacío esconden su verdadero objetivo que es el de protección y no del clima sino de las armas. Esta serie de fotografías fueron tomadas con gran detalle y reproducidas a tamaño real sobre papel de algodón; colgadas una al lado de la otra, se convierten en prendas “listas para usar”.
Punzocortante es un ensayo realizado por la artista en el año 2000 donde habla de la muerte, la tristeza, la depresión. Facas punzantes, una antigua silla con su hoyo y una mesa llena de químicos para tratamientos depresivos donde también se observa una botella de cianuro. Realizadas sobre papel metálico y un foco muy puntual; estas imágenes desgarran el alma de quien las observa.
De la misma manera que Temores, un trabajo que Milagros de la Torre realizó en 2004 y se basa en una encuesta realizada a los habitantes de la Ciudad de México sin la intervención de la cámara fotográfica. Se trata de monocromos rectangulares color marrón oscuro en los que la artista imprime frases como “que me toque una bala perdida” Son diálogos internos y miedos no exteriorizados que podríamos reconocer como propios.