Nota publicada online

martes 1 de marzo, 2011
Miguel de Molina. Arte y provocación
por Graciela Lehmann
Miguel de Molina. Arte y provocación

Blusas con amplias mangas a lunares de todos los tamaños, zapatos con diseños originales y las más diversas combinaciones de colores, elegantes trajes y sombreros, fotografías de personajes célebres con afectuosas dedicatorias de puño y letra, afiches de presentaciones, recitales y películas son algunos de objetos originales del artista Miguel de Molina (Málaga, 1908 - ­Buenos Aires, 1993) que permiten reconstruir diversas etapas de su vida en la muestra "Arte y provocación".

"Son las cosas de la vida, son las cosas de Miguel", material que fue reunido y cuidadosamente preservado por la fundación que lleva el nombre del artista y que dirige su sobrino nieto Alejandro Salade. "Agradezco a familiares, amigos y admiradores que me han ayudado a reunir todas estas cosas en España y Argentina a lo largo de estos años", dijo Salade durante la inauguración de la muestra que se presenta por primera vez en Argentina y que permite reconstruir distintas etapas de la vida del artista.

"Mi corazón esclavizaste Buenos Aires"
Errática, aventurera y provocativa, la vida de este artista nacido en Málaga parece no haber tenido grises. El éxito y el fracaso, la consagración y el rechazo, la fama y el silencio han sido extremos entre los que osciló a lo largo de su vida, hasta terminar sus últimos treinta años retirado en un caserón en Buenos Aires rodeado de sus recuerdos. Y es esta ciudad fue un puerto recurrente en su recorrido artístico. "Mi corazón esclavizaste Buenos Aires", confiesa en una filmación que se exhibe en la muestra.
¿Cómo llegó a los escenarios porteños? Tras una infancia pobre en Madrid, Miguel de Molina se fue abriendo paso a través de su arte y llegó a estrenar "El amor brujo", de Manuel de Falla. Su crecimiento artístico lo transformó en poco tiempo en "el artista de variedades más famoso y mejor pagado en los
años anteriores a la guerra civil", como lo definió el dramaturgo Borja Ortiz de Gondra. Luego, vinieron la persecución y las palizas, las acusaciones de "rojo y maricón" que lo llevaron a exiliarse en Buenos Aires.
Pero tras un comienzo exitoso y una buena recepción de su trabajo, también fue obligado a dejar esta ciudad y se marchó a México y luego a Uruguay.
Regresó invitado por Eva Perón. "Quería saber si podía volver a trabajar en la Argentina. A la semana recibí la respuesta positiva" dijo el artista.
Una foto de Evita, con una dedicatoria al artista español, exhibida en la muestra del Centro Cultural Recoleta da prueba de la aprobación y el reconocimiento que vivió como artista durante aquellos años. Ésta y muchas otras fotografías de personajes como Nini Marshall, Imperio Argentino, testimonian el afecto y el aprecio que rodearon al Rey de la copla por aquellos tiempos y posteriormente ­también hay fotos más recientes de Susana Giménez, Juan Manuel Serrat y Mercedes Sosa.
Más allá de las múltiples peripecias que caracterizaron la vida de este artista multifacético hay una constante: la de la originalidad y la voluntad de imponer su estilo, en épocas y escenarios más intolerantes y menos dispuestos a aceptar lo nuevo, lo ambiguo y lo diferente. Y en cierta forma
Buenos Aires fue el escenario que le permitió desplegar su creatividad en diversos medios como la radio, el teatro y el cine.
"Para nosotros es una enorme ilusión regresar a Buenos Aires con este maravilloso legado, para que sean fieles testigos de toda la creatividad e imaginación de un personaje adelantado a su época, que supo hacer vibrar a tantas y tantas generaciones y que encontró, justamente en esta ciudad, su
tan ansiada libertad", explicó Alejandro Salade, Director de Fundación de Miguel de Molina, durante la inauguración.
En el acto de apertura de la muestra también estuvo presente el Ministro Lombardi que señaló: "Estamos orgullosos de realizar este homenaje a un gran artista como Miguel de Molina, que obligado a irse de su patria por la incomprensión y la intolerancia, encontró aquí el afecto y la admiración de un público que lo convirtió en ídolo y al cual Miguel le pagó con un talento que entregó generosamente a través del cine, la radio, la televisión y aquellas temporadas en el Teatro Avenida que han quedado grabadas en la historia cultural de Buenos Aires."
El embajador de España en Argentina, Rafael Estrella; director del Centro Cultural Recoleta, Claudio Masetti; el director del Centro Cultural de España en Buenos Aires Ricardo Ramón Jarne, y muchas otras personalidades, españoles y argentinos, de diversas generaciones, como los actores Jorge Luz
y Eduardo Blanco, y fundamentalmente un público entusiasmado se acercó para conocer y rememorar el legado de un artista que conjugó dramáticamente el arte con la vida. "Ésta es mi vida", anuncia el afiche de la película del mismo nombre que refleja a Miguel de Molina tal como vivió: elegante, provocativo y trasgresor.

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Mas info
24/02/2011 - 27/03/2011
CCR ­ Centro Cultural Recoleta, Junín 1930

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