Nota publicada online

martes 4 de marzo, 2014
Marcos Zimmermann
La mirada que trasciende
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Marcos Zimmermann

Cuando muera, sobrevivirán mis ojos.

Estarán mirando lo nuestro detrás de cada una de mis fotografías”

MZ

Marcos Zimmermann ama lo nuestro. Nuestra tierra, nuestros habitantes, nuestra idiosincrasia y, obcecadamente, busca registrar signos autóctonos que puedan definirnos. Precisamente, de esta búsqueda nacen las fotografías que conforman la interesante retrospectiva, curada por Oscar Pintor, que acaba de inaugurarse en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. Doscientas fotografías que resumen 40 años  de trabajo recorriendo nuestro país y Latinoamérica retratando, en blanco y negro, la esencia de nuestro pueblo.

Podría decirse que la luz del amanecer fue la que inició a Marcos Zimmermann (Buenos Aires, 1950) en la fotografía. Como el mismo relata en el catálogo que acompaña la muestra, “…en los viajes en tren a Córdoba que hacía con mi familia, la luz, primero tenue y luego intensa con que se iba dibujando el país al amanecer, hacía desfilar por la ventanilla infinitos escenarios y fragmentos de vida. Ahora que el tiempo ha transcurrido generoso y que he engullido por las retinas todo lo que ha pasado ante mi, puedo ver claramente que ese fue el despertar al mundo y a la fotografía”.

Este poeta de la imagen nos sumerge en cada una de sus fotografías en una historia atrapante; recurso seguramente aprendido en su vinculación con el cine, ya que cursó en el Centro Experimental del Instituto Nacional de Cinematografía y se inició profesionalmente como fotógrafo en películas nacionales y extranjeras. Vivió en Italia tres años, y desde su vuelta al país, en 1982, se interesó por explorar nuestra identidad. Desde entonces publicó doce libros fotográficos de autor que podemos “hojear” a medida que recorremos la muestra: “Patagonia, un lugar en el viento”, “Norte argentino, la tierra y la sangre”, “Río de la Plata, río de los sueños”, “Un perro en el paraíso”, “Ruta 40”, “Plantas autóctonas argentinas” y “Desnudos sudamericanos”.

Luego una serie de impactantes panorámicas de gran formato dan paso a la pequeña sala pintada de rojo intenso que reúne sus fotografías a color y otra en la que, en tono intimista, rememora el “Buenos Aires en Dictadura”.  

Zimmermann recorre  en 40 años de trabajo, cada rincón recóndito de nuestro territorio, captando el espíritu que lo habita. Con luces y sombras pinta los paisajes de nuestra tierra y sus habitantes; a cada uno de nosotros: al urbano y al rural, al inmigrante y al nativo, revelando al mundo- con impecable técnica y su alquimia fotográfica- nuestra diversidad, nuestros encuentros y desencuentros; nuestra singular identidad.

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