Nota publicada online

jueves 12 de septiembre, 2024
Marcelo Expósito en el Parque de la Memoria
Monumentos de historia y entropía parcialmente enterrados
por Alejandro Zuy
Marcelo Expósito en el Parque de la Memoria

Con curaduría de Cuauhtémoc Medina y Virginia Roy, la exposición del artista y crítico cultural español Marcelo Expósito que se presenta en la sala PAyS del Parque de la Memoria está ideada como una intervención específica cuyo tema central es la dialéctica entre enterramiento y desenterramiento. Además de las obras de Expósito, se presentan elementos de diversa índole, desde citas de obras de arte históricas hasta restos paleontológicos. La propuesta expositiva incluye el Laboratorio para excavar los sueños convocado a través del Centro Cultural de España en Buenos Aires

El tiempo, según se indica, es una magnitud física que permite medir la duración de los sucesos y ordenar la secuencia, la simultaneidad o la distancia entre ellos. De esta secuencia se desprenden las nociones de pasado, presente y futuro. Las definiciones del término “tierra” designan, entre otras, al material del que está compuesto el suelo natural, una región, e inclusive, el territorio constituido por intereses presentes o históricos. Efectuar una excavación es penetrar en las capas del tiempo, remover los mantos de sedimentación del suelo que nos constituye. Al realizar una exhumación se traen partes del pasado al presente: se descubren pliegues de posibilidades, se postula una arqueología de latencias sublimadas.

La propuesta de Monumentos de historia y entropía parcialmente enterrados conforma una densa red que anuda voces, prácticas, imágenes, emanaciones e ideas que desestabiliza, siguiendo los pensamientos a contracorriente de Ernst Bloch y de Walter Benjamin, el frente historicista del orden temporal y afirma para el arte un espacio de disputa de imaginaciones, memorias y significaciones políticas. Del primer autor recupera las conferencias compiladas en Una filosofía del futuro (1970) quien rastrea en la historia de la filosofía huellas anticipatorias de la razón utópica y de Benjamin el texto Excavar y recordar (1932). Para este último, la operación de recordar implicaría una tarea de localización, remoción y actualización de aquello que puede ser útil en el presente; recuerdos que puedan significar un fragmento de esperanza.

A poco de recorrer esta exposición es posible detectar algo que podría denominarse un método. Es decir, una forma de sistematización de contenidos, conceptos y estrategias que, tras ir descubriendo sus profundas correspondencias, núcleo tras núcleo, se irá confirmando y condensando. Al final se podrá comprender su alcance coyuntural, así como sus disponibles entresijos y su capacidad de trascendencia. Se sugieren aquí tácticas de pensamiento, de agitación material y conceptual y de producción de arte, fuera de lo común para nuestro contexto, que son consecuencia del trabajo de un experimentado y compacto equipo curatorial y artístico.

Una imagen en blanco y negro sobre un panel, que imagina la sala PAyS parcialmente enterrada, remite al artista estadounidense Robert Smithson. Él en 1966 escribió Entropía y los nuevos monumentos y tres años más tarde con la ayuda de una excavadora semienterró un cobertizo de la Universidad de Kent, el Partially Buried Woodshed, inaugurando un tipo de antimonumentalidad que puso en cuestión procesos concernientes a la modernización. Ese mismo año fuerzas de seguridad asesinaron a cuatro jóvenes que se manifestaban en contra de la intervención norteamericana en Camboya y alguien pintó sobre el cobertizo una leyenda alusiva al hecho convirtiéndolo en un memorial no oficial. En la actualidad sólo quedan sus restos fantasmáticos. Algo semienterrado ¿es ruina o construcción? ¿Qué grado de desorden se registra en el sistema monumento? ¿Es posible cuestionar la linealidad del tiempo a partir de la entropía? Trasladar el gesto de Smithson al Parque de la Memoria, un lugar que evidencia constantemente su razón de ser, arroja sobre la sociedad interrogantes acerca de las expectativas que le dieron origen y de la pertinencia de su necesidad. No se trata de un gesto inocuo sino más bien punzante.  

Antecediendo la imagen anterior se hallan los atriles dispuestos para el Oratorio para una constitución de la Tierra, escrito originalmente para la XVI Bienal de Cuenca, Ecuador y concebido a raíz de la cada vez más evidente catástrofe ambiental, tomando en cuenta la forma en que interpretan este fenómeno diversos colectivos de activistas que lo asocian con la violencia ejercida durante muchos años por el sistema capitalista-colonial-patriarcal sobre el conjunto de la vida y la naturaleza. La escritura del Oratorio se ha realizado mediante la técnica del cut up de Brion Gysin y William Burroughs, combinando partes de constituciones y propuestas reformistas de las últimas décadas que reconocían como titulares de derechos al medioambiente, los territorios o a los bienes naturales.

 

Dulces sueños de una vida mejor es una serie de trece láminas producidas por la Fundación Luis Seoane, inspirada en Los desastres de la guerra de Francisco de Goya (1810-1815), Sueño y mentira de Franco de Pablo Picasso (1937), 13 estampas de la traición de Luis Seoane (1937) y la Declaración de principios de Gobierno de la República Española de Josep Renau (1938). Imágenes y textos sobreimpresos con reminiscencias del barroco español y referencias a Ubu Rey de Alfred Jarry, a Paul Klee y Walter Benjamin y al funeral del dictador Francisco Franco se proponen aquí subvertir el recorrido de persecución y exilio en Argentina de Luis Seoane.

 

Dulces sueños

En el mismo sector, páginas enmarcadas de Las cenizas de Gramsci (1957) del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, libro que fuera pisoteado en actos del partido de Giorgia Meloni, actual mandataria del país mediterráneo, se exhiben junto a otras del Oratorio para una constitución de la Tierra manchadas con cera de velas colocadas en recuerdo de las víctimas del triple lesbicidio cometido en el barrio porteño de Barracas en mayo del presente año. A continuación, unas fotografías documentan el enterramiento y posterior exhumación de páginas de Ernst Bloch en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado situado en la Costanera Norte, siguiendo indicaciones de Walter Benjamin, mientras se debatía en el Congreso de la Nación la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos durante junio de 2024. En medio de la sala, a modo de friso, palabras como Sueño, Esperanza y Autoritarismo se encuentran invertidas. ¿Qué significaciones han tenido y tienen hoy ellas?

A continuación, un muro realizado con tierra extraída del predio de la institución emana, no solo el olor y la temperatura de su actividad orgánica, sino también una serie de piezas sonoras entre las que se destaca la de seis mujeres que interpretan una selección de textos de Federico García Lorca. La figura del poeta granadino es convertida por Expósito aquí en una sinécdoque de las decenas de miles de desaparecidos por la represión franquista y propone un puente para pensarla en clave con la experiencia argentina.  Delante del muro y ocupando un lugar central en esta sala, se hallan réplicas de fósiles del territorio nacional provenientes del Museo Paleontológico de Ramallo. El espacio, cuya misión era resguardar restos milenarios, apenas funcionó de diciembre del 2023 a abril del corriente año. Otro carácter vinculado a los fósiles está representado por el dinero en Historia natural de la deuda (Argentina), que consta de 8 dípticos que reúnen dólares y pesos prontos a caducar intervenidos con cloruro de litio (elemento químico utilizado en psiquiatría y apetecido por el extractivismo), láminas de plata y escritos de personalidades como Audre Lorde, Anibal Quijano o Pedro Lemebel, entre otros. Cerca de ellos, se ubica el Herbario de los 30.000; 12 láminas con restos de plantas crecidas en terrenos de ex centros de detención clandestinos de la última dictadura cívico-militar argentina. El herbario, inspirado en los que realizó Rosa Luxemburgo durante su encarcelamiento, es una muestra singular de una ruptura con el orden del tiempo orgánico y completa un sector donde prevalecen las asincronías y las asociaciones con los antiguos gabinetes de curiosidades.

143.353 (los ojos no quieren estar siempre cerrados) confronta dos videos proyectados en forma simultánea. Uno revisa la iconografía de Santiago Matamoros (el apóstol Santiago investido como militar y emblema del conservadurismo castizo) desde las leyendas medievales vinculadas a las batallas de los españoles contra los árabes hasta las correspondientes a la Guerra Civil Española, pasando previamente por la Contrarreforma y la conquista de América, donde devino en Santiago Mataindios, mientras que, el otro, documenta un ejemplo de antropología forense y muestra el trabajo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que busca recuperar los restos de represaliados durante el franquismo. La cifra aludida en el título de la obra es el número estimado de víctimas que aguardan justicia.

Criar las brasas es otra obra en video que aún se encuentra en proceso de finalización y que se proponía registrar la emergencia global de las movilizaciones feministas en el período prepandemia y que rescata los diagnósticos de estos colectivos en relación a la articulación entre patriarcado, colonialismo y capitalismo bajo la hegemonía neoliberal. Lo secunda la obra Primero sueño y tormenta, un poema recompositivo de Expósito en base a Primero sueño (1692) de la monja sor Juana Inés de la Cruz y poemas de Primera tormenta de la poeta y activista contra los feminicidios en Ciudad Juárez, Susana Chávez, creadora de la consigna “Ni una menos”, asesinada ella también en 2011.

Laboratorio para excavar los sueños expande la exposición a través de un taller al cual concurren alrededor de 20 personas y que se inspira en el libro El tercer Reich de los sueños de Charlotte Beradt, quien recopiló sueños de personas comunes durante el régimen nazi como forma de cartografiar la sintomatología de esa época en particular. El laboratorio, entonces, pretende ser un complejo dispositivo para explorar las manifestaciones del panorama onírico en el presente argentino teniendo en cuenta el contexto de una crisis global, pero, además en un momento donde el pensamiento conservador es prolífico en la generación e instauración social de ficciones. Excavar en los sueños habilita la posibilidad de volver a encender imaginarios vinculados a lo utópico e insertarlos en las disputas de las significaciones políticas.

Al parecer el tiempo está siempre fuera de quicio. El presente nunca es contemporáneo de sí mismo. Monumentos de historia y entropía parcialmente enterrados juega desde ese extrañamiento, se monta sobre la desarticulación de la sintaxis cronológica convencional y la de los estratos telúricos; por consiguiente, indaga e interpela memorias, gestos y voces que siguen teniendo cosas para decir, las pone a dialogar entre sí y al caminar al lado de ellas es posible escucharlas.

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