Nota publicada online
Se presenta en ESEADE la muestra Desconcierto con la obra de Marcela Mouján y Diego Alberti. En la misma podrán verse objetos pictóricos de Mouján y video extendido de Alberti, con curaduría de Victoria Pittana Keoleyan y Vanesa Catellani
Marcela Mouján devela su capacidad creadora en los paisajes inventados partiendo de -como ella misma nos cuenta- “imágenes que generen empatía, reconocibles, que se relacionan con todos”. Compone un collage digital para luego intervenirlo con óleos, acrílicos y pigmentos vibrantes, logrando acentos de exacervación en sus floraciones. Así deviene en un paisaje dentro de otro produciendo un efecto inquietante en el espectador. Las flores en primer plano y su frontalidad roban toda la atención, traspasan la bidimensión y equilibran la escena. Estas imágenes ficcionadas funcionan como trampantojo que invitan a observar detenidamente para comprender aquello que perturba.
Es una artista multidisciplinar y resiliente que pudo transformar su miopía en una herramienta valiosa para desarrollar obsesivamente el detalle, los cambios de tonos, el uso del color vivo. Todo esto devuelve una imagen que la aproxima por momentos al pop, o al neobarroco, siempre contemporánea desde y hasta sus estrategias de producción: los paisajes son frutos de una estética de la repetición de una estructura preexistente en sus tomas fotográficas, y la traslada a los troncos y a las ramas de los árboles que crea tensionando los limites de lo real. Esta operación de perversión y distorsión de la realidad provoca desconcierto. Marcela Mouján mantiene en vilo esa relacion entre lo verdadero y lo falso, apelando a la belleza de la naturaleza y del arte.
En estas obras trabaja dentro de la tradición del arte argentino. Se puede imaginar que en esos paisajes están los paisajes preliminares de los artistas viajeros visitados por Prilidiano Pueyrredón y resignificados por Eduardo Sívori, Angel Della Valle y Martín Malharro. Comienza a producir sus floraciones por una necesidad propia, pero en un contexto político, social y económico que no refiere a ningun fervor nacionalista -como lo era para los integantes del grupo Nexus por ejemplo-. O quizá sí hay una intención inconsciente por trasladar ese orgullo nacional perdido. Los capturas que realiza sobre el paisaje pampeano contienen una relación intertextual con los ombúes lisérgicos de Nicolas García Uriburu. Ya no en forma de cita, sino que operan como parte del acervo de imágenes de la artista, el cual irrumpe a modo de homenaje ante su apremio por cristalizar toda la vegetación circundante que acompaña su andar. Cada floración plasmada en la tela contiene la urgencia por atrapar momentos vividos y a la vez desborda de un encuentro identitario nacional, nunca anacrónico y siempre pendiente.
Por el gran tamaño y los colores efervescentes se advierte una danza activa en la que labra literalmente pegada al lienzo mimetizándose, donde todo se convierte en un momento de meditación.
Diego Alberti, artista visual, revela en la obra #3 Cajas una atracción sugestiva por contar una historia. A partir de un proceso de experimentación con diversas tecnologías como el video, la música electrónica, la programación de videos juegos y las artes escénicas el artista invita a reflexionar sobre su propia subjetividad.
#3 Cajas es el resultado de la búsqueda de posibilidades de representación para contar un relato mediante el empleo de los medios electrónicos. El vínculo entre electrónica y seres humanos es expuesto a partir de un nuevo mundo, una nueva realidad donde las imágenes son descompuestas para reconstruir otras. Creada inicialmente como un cortometraje la obra ha evoluciona hasta ser una plataforma digital, un DVD, y el desarrollo de un videojuego.
Ubicado dentro de un periodo que se abre a mediados de los noventa, donde muchos realizadores provienen de escuelas de cine y video, el artista pertenece a una generación incentivada por la búsqueda de ampliación de posibilidades expresivas consecuentes con los nuevos dispositivos tecnológicos disponibles. Junto a artistas como Gabriela Golder, Alejandro Schianchi, Toia Bonino, entre otros, Diego Alberti se encuentra inscripto en un contexto de seducción por la exploración de nuevas formas narrativas que se alejan de las líneas tradicionales para la producción de nuevos lenguajes y formatos audiovisuales.
El artista construye una obra a partir de la indagación de nuevas miradas y lecturas del flujo, donde imágenes y sonidos entran en confrontación obligando al espectador a realizar una apreciación atenta y activa. Aquí, como en las obras pertenecientes al video arte, los sentidos son amplificados gracias al material audiovisual.
En #3 Cajas se fusionan el arte, la tecnología y la ciencia como el resultado siempre cambiante de un proyecto absolutamente experimental.
Marcela Mouján, de un cabo al otro dentro de la historia del arte argentino y dentro de su propia produccion de obra, con Diego Alberti discurren interesados en el acontecimiento del desconcierto que genera distorsionar la realidad descomponiéndola y mutándolaen otra. Trabajando ambos con medios disímiles y resultados estéticos superlativamente diferentes, para conmover en el desenlace.
Victoria Pittana Keoleyan y Vanesa Catellani - Curadoras