Nota publicada online
Por primera vez se exhibe en América Latina la obra del artista que revolucionó las ideas tradicionales sobre qué es una obra de arte y replanteó las bases mismas del proceso creador.
Marcel Duchamp: una obra que no es una obra de “arte”, parte de la pregunta que el artista escribió hacia el año 1913: ¿“Puede uno hacer obras que no sean de “de arte”? La pregunta, significó un giro drástico en su producción, que hasta ese momento se centraba en la pintura, y marcó el inicio de su rebelión frente a las ideas hasta entonces aceptadas, sobre qué se considera una obra de arte y qué hace exactamente que una obra de arte sea de “arte”.
Desde entonces, su trabajo se esparció en distintas direcciones: trabajó con diferentes soportes, concibió objetos producidos industrialmente como obras de arte (así nacieron sus readymade), ideó sistemas de medidas, usó la fotografía para redefinir la pintura, construyó máquinas e instrumentos ópticos, instalaciones portátiles y enigmáticas obras en vidrio.
La exposición, que puede visitarse desde el sábado 22 en la renovada Fundación Proa, está integrada por más de 120 piezas, que recorren desde el crucial punto de inflexión en 1913 hasta sus últimas obras. Encontramos desde el famoso mingitorio titulado Fountain (Fuente de 1917), el Bottlerack (Secador de botellas, 1921), (Roue de Bicyclette (Rueda de bicicleta. 1913-1964), hasta la célebre reproducción de la Gioconda con bigotes (L.H.O.O.Q1919/1964), entre otras piezas.
La curadora de la exhibición, Elena Filipovic comentó que “la muestra explora aspectos poco desarrollados de Marcel Duchamp, como son sus experiencias con la percepción, su rol de diseñador de catálogos, su actitud performática y su papel como curador de exposiciones”. Se plantea entonces, la posibilidad de conocer los intereses del artista francés por cuestiones tales como la fotografía y la temporalidad, la visualidad y la exhibición, y fundamentalmente la reproducción como objeto que desplaza el concepto del original.
Y tal cual lo dicho, la exhibición manifiesta que no hay tan solo uno, sino varios Marcel Duchamp: el maniático por el ajedrez (actividad que realizó principalmente durante su estadía en Buenos Aires entre 1918 y 1919), el inventor de ilusiones ópticas, el irónico presente en los ingeniosos juegos de palabras, el proclive al erotismo, el escritor de apuntes, el realizador de reproducciones, y la lista podría seguir.
El diseño de la exposición está diagramado en líneas irregulares, sin seguir un orden como podría ser el cronológico, dado que ese tipo de camino no tendría mucho sentido en relación a la obra de Duchamp. Por el contrario, se proponen situaciones de regreso y repetición en consonancia con el modo de proceder del artista, repensándose continuamente a sí mismo. Así, su historia se narra en una multiplicidad de líneas que irradian los diferentes aspectos del universo duchampiano.
Las obras exhibidas provienen de destacadas instituciones que han colaborado con el préstamo de obras, entre ellas el Philadelphia Museum of Art, el Centre Pompidou de París y el Moderna Museet de Estocolmo, que aportó la obra La Mariée mise à un ses Célibataires, même, conocida como el Gran Vidrio, considerada una pieza clave en la producción del artista, así como de colecciones privadas.
Como coronario de la muestra se exhibe una reproducción de la instalación Etant donnés: 1°la chute d’eau / 2° le gaz d’eclairage (Dados: 1.La cascada de agua/2.El gas de iluminación). La pieza consiste en un tableau vivat erótico el cual Duchamp realizó en secreto durante las últimas dos décadas de su vida. La obra se hizo pública, siguiendo las instrucciones del artistas post-mortem, una vez que la pieza ingresó al Philadelphia Museum.
Marcel Duchamp: una obra que no es obra “de arte” constantemente hace referencia a este interrogante y confronta los conceptos tradicionales sobre qué es una obra de arte. Posiblemente sea este interrogante lo que llevó a Duchamp a ser el artista más influyente del último siglo.
Info:
Hasta el 1° de febrero.
Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca.
Entrada: $ 10. Estudiantes: $ 6 y jubilados, 3 pesos
Horario: De martes a domingo, de 11 a 19.