Nota publicada online
Con inspiración en un collage de manifiestos que se acoplan a imágenes concebidas con gran belleza, esta gran instalación del artista alemán, nos sumerge en un sistema de pantallas coordinadas que consigue atraparnos y hacernos deambular a la vez.
Toda la planta baja de la Fundación Proa se ocupa con un sistema de pantallas algunas colgadas en la pared, otras dobles, desde donde se narran pequeñas historias protagonizadas por la actriz australiana Cate Blanchet, cuya ductilidad expresiva y su capacidad para interpretar personajes la hace socia inevitable de este proyecto. Julian Rosenfeldt explora las posibilidades del discurso vertido en las vanguardias de la primera mitad del siglo XX sobre todo, logrando una especie de manifiesto de los manifiestos. En esta serie de 12 relatos que fueron filmados en sólo 14 días en Berlín, se percibe la elaboración minuciosa de su autor, fascinado por la belleza de los textos de los manifiestos de artistas, poetas, arquitectos, coreógrafa y cineasta, que opera sobre los mismos para que puedan ser dichos en un momento como coro magistralmente coordinado, donde Blanchet en todas sus variaciones interpretativas, nos interpela a pantalla completa y a viva voz.
La secuencia tiene un prólogo donde no existe otro personaje que una mecha que se enciende, como símbolo de todo un recorrido que hará luego este formato declarativo cuya fuerza se basa en producir, provocar y sostener que algo debe cambiar a partir de ese texto. El autor contó en un reportaje que incluyó al Manifiesto Comunista “porque para mí –además de los Diez Mandamientos y las Tesis de Lutero– es algo así como la madre de todos los manifiestos.” De hecho, la fraseTodo lo sólido se desvanece en el aireconsiguió ser percibida como una traza que delimitaba un tiempo de otro nuevo.
La belleza de los conceptos, de la poesía de esos textos condujo a Rosenfeldt a reparar en sus semejanzas, no sólo discursivas, sino también porque la mayoría fueron formulados por jóvenes en un momento trascendente de sus vidas donde abandonan el nido familiar para hacer su vida. “Estas ideas comunes eran transmitidas con una energía increíble – una energía muy joven y salvaje” comentó el artista. Pero más allá de su plan de producción, lo que hace todavía más interesante su trabajo, es corroborar cierta incongruencia del personaje que encarna la actriz y el correlato de su discurso. Por narrar sólo una, en el segmento del POP ART encarnado por una madre conservadora presidiendo la mesa familiar, que recita el texto de Claes Oldenburg Estoy a favor de un arte..., 1961 y dice cosas como: “Estoy a favor de un arte que sea político, erótico, místico, que haga algo distinto a estar sentado sobre su culo en un museo. Estoy a favor de un arte que crezca sin saber siquiera qué es arte. Estoy a favor de un arte que se embrolle con la mierda del día a día e igual salga ganando.”
También merece un comentario el increíble relato donde Cate es tanto una presentadora del tiempo como la conductora de un noticiero, donde se intercambian ideas del conceptualismo del artista Sol Lewitt, junto al discurso anti originalidad de la artista estadounidense Elaine Sturtevant, fallecida en 2014 a los 89 años, quien dedicó cinco décadas a 'clonar' con levísimas diferencias cuadros de otros artistas, más el minimalismo de Adrian Piper, para jugar con la ficcionalidad del discurso televisivo que se revela en un momento donde el viento es producido por un ventilador y la lluvia por un sistema que la imita. En el intercambio entre los dos personajes se dicen cosas como “Todo el arte contemporáneo es falso, no porque sea una copia, apropiación, simulacro o imitación, sino porque carece del empuje crucial del poder, tripas y pasión. Todo en el hombre es una falsificación. Todo en el hombre es falso. No solo porque haga trampa y mienta con una facilidad encantadora y odie y mate con una velocidad determinada, sino también porque la nueva forma cibernética del hombre es el Hombre cual Dios.”
La viuda en el funeral que declama al poeta Tristán Tzara: “Yo estoy contra los sistemas: el único sistema todavía aceptable es el de no tener sistemas”; la coreógrafa exigente de un grupo de bailarinas que fuma y declama a otra coreógrafa, Yvonne Rainer “No al espectáculo. No al virtuosismo. No a las transformaciones y las ficciones. No al glamour y la trascendencia de las estrellas. No al estilo” mientras ella misma es un estilo bien determinado. O la titiritera que, rodeada de muchos personajes históricos reconocibles, toma a su propio doble y le dice entre otras cosas un segmento de Breton: “La existencia está en otro lado”.
Potente y maravillosa, esta muestra que ha recorrido otros espacios expositivos desde 2016 en Stuttgart, New York; Duisburg, Sydney y Berlin, está destinada a ser valorada desde la reflexión, la actualidad del texto, la proyección sobre el presente cargados de imágenes y el planteo sobre el futuro que algunos nos han ayudado a pensar. Como sostiene Rosenfeldt: “Los artistas, tanto como los escritores, los filósofos y los científicos, siempre fueron quienes, con sus pensamientos y ensayos, se atrevieron a formular algo cuya evidencia todavía debía ser demostrada.”