La serie “Maestros. El bosque y el árbol”de Gaby Messina, surge de un impulso espontáneo y por demás comprensible: registrar la actualidad de grandes artistas del arte argentino con el fin de dejar un legado visual y audiovisual a la posteridad. La empresa suena osada e incluso quimérica, porque pareciera que esos eximios creadores, que ocupan lugares importantes en los libros de historia y los museos, habitaran en algún lugar inalcanzable, por lo menos para el común de los mortales.

Contrariando esas ideas, el trabajo de Messina se ocupa de mostrarlos en su cotidianidad, como los seres humanos que son. Los vemos en sus estudios, en sus casas, en los lugares que frecuentan. En espacios que los identifican o con los que ellos mismos se sienten identificados. Espacios que normalmente llevan sus marcas, que están atravesados por sus obras, explícita o implícitamente. Espacios, en definitiva, donde se produce ese acto tan primordial pero también tan misterioso que es el de la creación artística.

Las imágenes, amplias y generosas en atmósferas y detalles visuales, presentan al retratado en un contexto colorido, exaltado, vital. A él contribuyen no sólo los componentes de ese entorno, sino además, el uso de flashes y gelatinas de color que modifican la iluminación en el momento de la toma. Messina también registra la sesión en video, habla con los artistas, comparte con ellos mucho más que el instante en que los captura con su cámara. De esas conversaciones extrae frases que le interesan, dichos en los que se revelan sus pensamientos sobre el arte, el futuro, la creación y la vida.

Todos estos elementos hacen de Maestros un proyecto de una potencia singular. Las fotografías que lo componen ya constituyen un material indispensable para aproximarnos a un sector clave del arte argentino: simplemente, el de aquellos que con su trabajo y su obra han sentado las bases de lo que el arte argentino es.

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