Nota publicada online
En el marco de la emotiva presentación del catálogo de la muestra Carlos Alonso. Pintura y Memoria, el pasado viernes en el Pabellón de exposiciones temporarias del MNBA, tuvimos la oprtunidad de escucharlo y aprender de él el verdadero sentido de su pintura.
“No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso”, aseguró el director del Bellas Artes, Andrés Duprat. “Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, a la vez que la sabe irreparable. Entre la alegoría y el realismo crudo,descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas ypreguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella." La mesa estuvo integrada por la directora artística del Museo, Mariana Marchesi; y los curadores de la muestra, Florencia Galesio y Pablo De Monte, investigadores del museo.
Al final, Duprat le pasó el micrófono a Carlos Alonso quien, sentado desde la primera fila, disfrutaba del encuentro junto a su compañera Teresa Echeverría.
“Es una alegriá estar aquí y ver como mis pinturas encontraron su propio camino, sus rechazos y también sus adhesiones. Porque la pintura es la que manda, con sentido comunitario y, sobre todo poético. Me fromé entre poetas, escuchando la metáfora y ésta significó una forma de iterpertar la realidad, no fotográfica, no realista sino comprometida y creativa. Recuerdo cuando leía a Neruda” -y mirando a los ojos a su compañera recitó-“ Quiero hacer con vos lo que la primavera hace con los cerezos: hacerte florecer, hacerte vibrar, sacarte flores y raíces también.” -Y volviendo a los presentes continuó: “La poesía fue siempre mi compañera. Es esa forma de templar el pasado con el presente; la vida con el arte.”
"Cuando miro la obra ‘Los camilleros’ pienso ¿y este disparate de dónde salió? Estos camilleros llevando una pareja haciendo el amor en una camilla des ejército. Pero siento que allí está la voluntad de perseguir una idea. De creer en ella. De atrapar lo no pintado y de atrapar al espectador para que se quede, que profundice y se lleve algo.”
Finalmente recordó un pensamiento que lo contiente y el auditorio estalló en un aplauso interminable reconociendo a un gran maestro de la pintura y de la vida.“Quiero que se enciendan mis carbones, que no se atemperen mis témperas, que no se quemen mis pasteles y que sean los santos óleos que me hagan pintar un cuadro que sea mío y también de todos.”