Golubinsky propone pinturas en donde la textura del lienzo, los coloridos pasteles y las figuras que representan el caos urbano toman protagonismo.
La artista se compenetra frente al inicio de cada obra en una especie de gesto irracional que la lleva a componer figuras, situaciones y escenarios que surgen intempestivamente. Allí aparecen personajes que se preguntan quién los salvará de esta locura colectiva a la que ya estamos
acostumbrados.
“Las últimas pinturas de Liliana Golubinsky suponen tempestad urbana, un caótico encuentro y desencuentro de decenas de ciudadanos flagelados por la violencia cotidiana. Sus figuras vuelan en el espacio pictórico arremolinados por el devenir urbano, como en una pintura medieval donde suceden varias escenas a la vez. La perspectiva de sus cuadros no es geométrica, y cohabitan varios códigos de representación: una figuración cercana a la historieta (sin serlo), expresionismo abstracto y escrituras.
La pintura es claramente narrativa, aunque no lineal, y la convivencia en el espacio urbano es un nudo significativo. Liliana retrata su espacio
cotidiano, el de todos los porteños y por extensión, el de los habitantes de una gran metrópolis. Cruzar una calle puede convertirse en una lucha
titánica, la cebra peatonal en un jeroglífico incomprensible y el semáforo en un alambique inútil, pues nadie parece respetar las leyes de convivencia urbana”, explica claramente Julio Sánchez.
Una niña y su madre tratan de cruzar la calle sobre los automóviles mientras otros dos se hablan con improperios y un niño patriota canta el himno junto a su madre. Mientras, en otra obra, pasa un ángel, aparecen tres próceres junto a un conquistador enfurecido.
Los títulos de las obras son tan elocuentes como las historias mismas: accidentes de automóviles, falla en los radares de aviones, paseadores de
feroces perros, casas que dan lugar a monstruosas torres y hasta tormentas con alertas meteorológicas se suceden en “Nos hiere y nos mata”, “Ayúdenme a salir”, “Todos somos equilibristas”. Sin embargo, ante tanta desdicha, siempre la artista bosqueja algún personaje enamorado u otro que sale a la superficie y respira. En cada cuadro siempre hay un corazón pintado para que el espectador encuentre su porción de esperanza.
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La muestra se podrá visitar del 7 al 31de mayo en The Americas Collection: 214 Andalusia Avenue, Coral Gables, Florida, U.S.A.