Matilde Bensignor hace algo absolutamente necesario en estos tiempos de desvaríos morales: reformular los pecados capitales. Y lo hace con justeza y para que todos entendamos; así como Cristo lo hizo a través de las parábolas, ella nos muestra cuentos que no dejan escape, que con buenos pluma nos enfrentan a las modernas vilezas humanas.

Pero convencida con Platón de que “la belleza es el esplendor de la verdad”, aunque ésta sea perturbadora, incorpora cómplices talentosos que con su oras de arte nos introducen más hondo, pero estéticamente y sin tapujos, el puñal de las violaciones a los derechos humanos.

Quien al leer y mirar este libro no se estremezca como antes los geniales infiernos de El Bosco es porque ha sido víctima de la impermeabilización al mal que induce la sociedad en que vivimos.

Pacho O´Donnell