Nota publicada online
Usando una legión de ayudantes y colaboradores necesariamente implícitos como el cuerpo de bomberos o la Prefectura, se llevó a cabo el 24 de enero uno de los acontecimientos multitudinarios más inusuales de las artes visuales en el país.
Una programación que atrajo a casi 200 mil personas que fueron llegando en oleadas permanentes al entorno curvo de la Vuelta de Rocha, en La Boca, dieron marco a un proyecto muy diferencial en relación a lo que estamos acostumbrados a encontrar dentro de la oferta de exhibiciones de arte contemporáneo. Casi se podría afirmar que no hay esa multitud en otro espectáculo que no fuera el de la música en vivo de los grandes recitales. Y es pertinente llamar a este proyecto un espectáculo pues tiene condimentos necesarios para serlo: es temporal, se desarrolla en un espacio amplio al aire libre con un sistema de luces y amplificación de sonido de los característicos para el espacio público, fue televisado en directo y grabado para luego ser editado en un especial de la TV abierta, convocando a varios organizadores y sponsors y publicitado por diversos medios. Integraba a una orquesta y bailarines en vivo que iban jugando con los tiempos de las explosiones permitiendo que se disipara el humo del aire, y lo más recalcable es que originó una convocatoria en un solo horario absolutamente elocuente como para considerarlo de otro modo que un mega show.
Pero la capacidad de Cai de integrar en sus megaproyectos a muchos actores indispensables para hacer una obra colaborativa, se evidencian con sólo pensar en una de las frases que circulan en todos los reportajes que ha dado el artista chino: no sólo hay que saber encender un fuego sino también apagarlo. Y en esta ocasión, como en muchas otras, nadie salió dañado del baño de 48 mil explosiones, con un tipo de mezcla que no es tóxica como bien nos aclaró el mismo Guo-Qiang, que estaba en un escenario en vivo conduciendo el show.
Debemos decir que hubo emoción en la gente, experimenté la energía de encontrarme dentro de la multitud y, si bien recogí otras opiniones no tan positivas, confieso que en el área donde me encontraba dentro de ese enorme escenario totalmente colmado, las relaciones humanas que se establecieron en el codo a codo no fueron conflictivas, no se desmayó nadie y se sintió la pasión de escuchar la música que repetía los ritmos del 2 x 4 de los acordes del tango con relación a los fuegos que se mostraban incompletos para muchos pues era imposible encontrar una ubicación buena para verlos.
Me detengo en dos reflexiones. Una, que algunos objetaron no encontrar en la fugacidad de la explosión en el cielo despejado aquellas figuras que enunciaba Cai mediante traducción previa a cada una de las cuatro sesiones en que se narró la historia del tango y su contexto. Es decir, si hay dos modos en que el artista produce obra, una figurativa y otra abstracta, la mayoría no reconoció la figuración salvo cuando al principio se concretaron algunas palabras en el aire. La segunda, es que siendo esa gran multitud es no sólo difícil sino diría intranscendente pensar en conformar a todos.
Siento que hubo un gran trabajo en el intento de Cai de comprender la historia del tango, dejarse asesorar por muchos, escucharlos atentamente para conseguir una obra colaborativa con un director que manifestaba que estaba haciendo el intento de comprender algo como la cultura argentina, y digamos que a muchos nos sigue costando aún siendo locales.
Como bien lo explica en su lengua, traducimos qué significa el uso de los fuegos artificiales en una artista chino:
En el momento de la ignición, la energía se acumula. Hay un instante de suspensión antes de que se complete la explosión. Es un momento muy vacío y quieto. Ves arder la mecha, desde el principio hasta el centro, y hay un momento de silencio antes del ruidoso estallido. Desde este punto de vista, los dibujos con pólvora y las explosiones al aire libre tienen esa misma característica. Las explosiones a gran escala que se hacen al aire libre conectan el cosmos, la naturaleza, la sociedad, la gloria y la sensación de heroicidad, y esa especie de emoción alegórica es incomparable.
Considero al público como parte del campo de energía, y yo muevo y dirijo el flujo de energía. Tengo en cuenta todos estos elementos y relaciones cuando creo una obra.
A continuación, compartimos algunos registros destacados realizados por el público que se acerco a Vuelta de Rocha el sábado 24.