Nota publicada online
Una obra que se pregunta acerca de aquello que le dio origen:
el autor, demiurgo que no podrá responderle; obligado a realizarla, sin saber por qué ni para quién. Sólo cómo y cuándo.
Inventario entonces, de motivos que emergen de la ignorada tradición del inconsciente, en un idioma que sólo la obra intentará formalizar; resonancia del que observa. Al espectador, sobreviviente de ese campo de batalla donde la obra agoniza su sentido, le será otorgada la homilía de la interpretación.
Misionera de una fe desconocida, toda reconvención implica una demanda, un cargo basado en hechos o dichos del propio demandado.
Registro minucioso de un incumplimiento en un relato; conduce a su denuncia en consecuencia.
La vida pareciera ser una sucesión de reconvenciones; como la historia en sus transformaciones ideológicas y el universo en su descubrimiento. También la obra, cuando cambia de contexto, reconviene su significado y se expone al cargo que la mirada ejerce sobre ella; requerimiento, que al concepto que la sustenta, le dirige.
Íncubo el arte de verdad y mentira, se dona a la reconvención de su sentido; hipótesis de su permanencia.
*Diciembre 2012