Nota publicada online
El MNBA presenta una selección de obras pertenecientes a la Colección MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. La exposición permite conocer una serie de obras que establecen un juego entre dos entidades muy dispares y distantes, tanto en el espacio como en el marco temporal de sus colecciones.
Quien recorra las salas del Museo Nacional de Bellas Artes verá algunas sorprendentes variaciones en el recorrido. Frente a las Tablas de la Conquista, del primer piso, por ejemplo, hay un raro “Frida Kahlo”, que no es tal, sino un autorretrato del japonés Yasumasa Morimura a la manera de la
famosa mexicana.
¿Qué pasó? Las autoridades del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) nos han enviado una selección de obras de su colección para que pasen unos días con nosotros. La muestra se llama Huésped y el guión
curatorial consiste en invadir el espacio del MNBA como lo haría una visita casa ajena. El “cuarto de huéspedes” es el Pabellón, donde se concentran la mayor parte de las obras, luego -como lo haría un amigo alojado en casa- los
espacios están invadidos por obras dispersas en todo el museo. La idea no es mala, pues obliga a rever la colección local y también a comparar patrimonios, lo que no deja de provocar cierta desazón al comprobar el presupuesto del museo español para adquirir nuevas obras.
Entre las columnas de la fachada de nuestro museo cuelga una pintura gigantesca -un simpático niño vestido de marinero- de Enrique Marty, como una verdadera declaración de principios: dinamizar el museo, sacar la obra a
la calle, y fomentar el diálogo entre ambos patrimonios. Luego, al ingresar al Museo, el espectador se encuentra con la Santa Conversación de Pisano Nicolo, “conversando” con otra obra de Marty. Inspirado en la procesión de personajes del retablo del Cordero Místico de Van Eyck, Marty creó una
procesión de peregrinos-visitantes del museo, en el centro y arriba de la composición el retrato del artista que cambia los gestos sagrados de un Pantócrator (figura bizantina de Dios gobernando el cielo y la tierra) por la “V” de Victoria, acurrucado en una rueda dentada, está el retrato de Aleister Crowley, el famoso “mago negro”, príncipe del esoterismo y autor de un mazo de tarot, que da la clave para entender el programa iconográfico del español, pues en la composición aparecen arcanos como El Colgado (la mujer crucificada boca abajo) o El Emperador, el viejo coronado con el saco abierto que dejar ver sus múltiples pechos. Claramente la iconografía
medieval es una vertiginosa fuente de inspiración para Marty, y no deja de lado citas a obras de nuestro MNBA, como la Ninfa sorprendida de Edouard Manet. De la boca de la mujer pudorosa Marty hace emerger varios demonios tal como los hubiera pintado El Bosco en el Infierno; la oscura recepción de informes es transformada por el joven pintor español en el paladar negro de la bestia Leviatán. Visitantes más conservadores, ¡no preocuparse!, ni bien termine Huésped, todo el conjunto quedará velado por una capa de pintura
blanca, y dentro de cien años cuando un futuro director de museo quiera restaurar el foyer se encontrará que debajo de capas y capas de pinturas, hay un mural pintado por Enrique Marty.
Rafael Doctor, curador de la exposición, planteó Huésped en cinco núcleos conceptuales y espaciales, 1.- el Hall (con animación digital de Julián Opie y dibujos de Silvia Prada, más el wall painting arriba descripto), 2.- en la planta baja y el primer piso, pinturas de maestros como Édouard Manet,
Claude Monet o Paul Gauguin dialogan con trabajos de Yasumasa Morimura, Gregory Crewdson, Pierre Gonnord o John Gerrard; 3.- en las Salas de fotografía del segundo piso se puede ver una selección de dibujos de Fernando Renes, Marcel Dzama, Doctor Lakra o Marina Núñez que dialogan con fotografías de Pilar Albajar, Bill Brandt, Alicia D’Amico, Adriana Lestido, Alejandro Kuropatwa, Sara Facio, Piaggio-Res y Julie Weisz, pertenecientes a la colección fotográfica del MNBA; 4.- en el Pabellón de exposiciones temporales se concentran las obras de Andreas Gursky, Allan Sekula, Zwelethu Mthethwa, Ignasi Aballí y Tony Oursler entre otros. Atención, aquí está Cover, el wall painting del argentino Matías Duville que es -como lo indica su título- una variación “musical” sobre un paisaje semiurbano con un punto de vista muy alto; 5.- una sala con selección de videos.
------------------------------------------
Hasta el 13 de septiembre
Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473, Recoleta