Nota publicada online
En el marco de un doble aniversario -cumpleaños y muerte-, con curaduría de Federica Baeza, Guadalupe Chirotarrab y Santiago Villanueva, inauguró el primer episodio de una serie de homenajes.
No es arriesgado afirmar que el nombre y la figura de Federico Klemm -que en los años 90 alcanzó notoriedad y se convirtió en celebrity a partir de su programa de TV “El banquete telemático”- son mucho más conocidos por los argentinos que la impresionante colección de arte moderno y contemporáneo, que el propio Klemm formó y luego puso a disposición de todos. Obras excelentes de Magritte, Chagall, Warhol, Mapplethorpe, Joseph Beuys, De Chirico, Fontana, Yves Klein, LeWitt, Man Ray, Jeff Koons, Cindy Sherman, Lichtenstein, Vasarely, Rauschenberg, entre muchos otros grandes, integran la extraordinaria colección, que puede recorrer gratuitamente cualquiera que se acerque a la Fundación Federico Jorge Klemm, en un sótano de Marcelo T. de Alvear Y Florida, frente a la Plaza San Martín.
Hace 20 años que Federico no está. Pero su legado sigue allí. El 25 de marzo de este año hubiera cumplido 80 años. Y ese doble aniversario que se cumple en 2022, los 20 años de su muerte y los 80 de su nacimiento, es la oportunidad que la Fundación ha elegido para homenajear a su mecenas en su faceta sin duda menos conocida -la de artista- con el proyecto “Encantador de la Noche. Federico Klemm 1942-2002”, que constará de tres muestras o episodios a lo largo del año, con obras suyas en una de las salas y otras interviniendo la Colección permanente, con curaduría de Federica Baeza, Guadalupe Chirotarrab y Santiago Villanueva.
El mundo tuvo cambios profundos en estos 20 años. La obra de Federico Klemm como mecenas, como gestor, performer, divulgador, y artista merece nuevas miradas, más allá de las resistencias que generaba apenas dos décadas atrás y que hoy pueden parecer absurdas, casi medievales.
El primer episodio, ya en exhibición, es “Telecristales y Homoerotismo”, que “indaga en la representación del cuerpo masculino, en figuras que se camuflan entre mitos y relatos religiosos”, según explican lo curadores. El segundo capítulo, “El cisne en llamas”, se centrará en la compleja amistad colaborativa entre Klemm y la artista Mildred Burton. La última parte, “Opera madre”, hará foco en el amoroso vínculo del artista con su madre y con la ópera, una de sus pasiones.
La Sala Bonino, donde se exhiben las obras -la mayoría, fotopinturas- de “Telecristales y homoerotismo” se alteró de tal forma que sería irreconocible de no ser por las dos grandes columnas de cemento en su centro: todo el piso y las paredes fueron cubiertas con una alfombra entre colorada y fucsia que evoca el decorado de una película de David Lynch. Las obras de Klemm, figuras muy sexualizadas de hombres desnudos que recrean escenas religiosas o mitológicas, parecen flotar en el rojo rabioso de la sala. Algunos de los títulos, todos de los años 90: "Metamorfosis de Santa Clara de Asís", "Resurrección", "Sansón y Dalila", "Narciso y Afrodita", "El dolor de Príapo"...
Se cuela sin aviso entre esos títulos un gran desnudo de Pablo Suárez que es el primer indicio de lo que el espectador encontrará en el resto de las salas: obras de artistas argentinos “derramadas” -esa es la palabra precisa con que se refiere a ellas Fernando Ezpeleta, quien desde hace más de 20 años lleva adelante la Fundación junto con Valeria Fiterman- entre las obras de la exhibición permanente. Se trata de las piezas de artistas jóvenes (o que lo eran en ese momento) que desde hace 25 años fueron incorporándose a la colección por vía del Premio Klemm, otro de los legados de Federico. Cada año hay dos premios adquisición (primero y segundo), de manera que la colección integró hasta hoy unas cincuenta obras de jóvenes argentinos. Así, por dar uno solo de muchos ejemplos posibles, entre un Fontana y un Sol LeWitt, se expone una bella composición de Lucio Dorr en mármol y vidrio tallado y pintado.
También se han incorporado a la exposición objetos pertenecientes a Federico, como un traje de pitón de Rudolph Nureyev que Klemm adquirió en una subasta junto con otras pertenencias del bailarín (dos sillones, una chaqueta que usó en un ballet, un anillo con una esmeralda, una cigarrera de plata). El extraordinario traje de Nureyev hace dúo ahora con el famoso traje de fieltro de Joseph Beuys. Los trajes de Beuys y Nureyev cuelgan ahora sobre “Untitled (Couple)”, la escultura hiperrealista de John DeAndrea de una pareja desnuda.
Entre las obras “derramadas” en la exhibición permanente hay también varios retratos de Federico. El primero se lo encuentra uno como un recibimiento a la exposición, apenas baja la escalera para iniciar el recorrido de la primera sala: es una pintura que Silvina Benguria hizo de Klemm en 1969, cuando tenía apenas 27 años. El siguiente lo muestra aún más joven. Lo hizo otra artista -como Federico- fuera del canon, Mariette Lydis, y está expuesto tal como estaba en la casa familiar de Klemm: colgado en la pared sobre una consola con unaa colección de topacios y dos grandes candelabros a los costados. Un tercer retrato de aire enigmático pertenece a Mildred Burton y parece anticipar algo del tercer episodio -la relación entre ambos artistas- de este homenaje a Klemm que se desarrollará durante todo el año.
Proyecto “Encantador De La Noche. Federico Klemm 1942-2002”.
Episodio I: “Telecristales y homoerotismo”, hasta junio de 2022.
“El cuerpo de una colección” (colección permanente, hasta noviembre de 2022).
Fundación Federico Jorge Klemm, Marcelo T. de Alvear 626. Lunes a viernes, 11 a 19
(ingreso hasta las 18.30). Entrada libre y gratuita.