Nota publicada online
“Como Agua sobre Piedra”, la muestra curada por Daniel Fischer, presenta una conexión entre la obra de Josefina Robirosa y la polifacética obra de Nicolás García Uriburu, como un grupo de objetos de los 90 y que se exhibieron en contadas ocasiones. La muestra se puede visitar hasta el 13 de diciembre.
Ambos fueron activistas, ecologistas y, sobre todo, desarrollaron una obra con sello propio. Josefina Robirosa y Nicolás García Uriburu nunca expusieron juntos y esta es quizás la sorpresa que despierta la exposición en ODA, la galería que dirige Laura San Martín. Al recorrer la sala, se advierte una armonía cromática y una interrelación de intensidades en su trabajo que manifiesta una experiencia sensorial que trasciende lo humano y se enfoca en la naturaleza y en la energía de la paleta de ambos artistas. El particular tratamiento de color en las paredes de la galería, acentúa esta sensación optimista y POP.
Se trata de una muestra que explora el arte medioambiental y la ecología, poniendo de relieve la sintonía entre ambos artistas, quienes, aunque provienen de otra época, ya compartían preocupaciones contemporáneas sobre el medio ambiente, la biodiversidad y otros temas sociales relevantes. Dos adelantados.
“Como Agua sobre Piedra” se presenta como un espacio post-humano donde las obras de Josefina y Nicolás revelan una humanidad atenuada, sin un enfoque realista. Daniel Fischer, curador de la exposición se inspira en un texto de Alejandra Pizarnik, que sugiere una conexión entre estas obras a través de la levedad y lo indecible, visualizando sus piezas como si fueran cuerpos que se encuentran.
Josefina, considerada una activista silenciosa en un contexto académico de los años cincuenta, evoluciona su obra a través de diversas etapas artísticas, desde el pop hasta expresiones más libres en los noventa. Su trabajo incorpora técnicas variadas, mostrando una maestría en el uso del color y el dibujo, permitiendo una conexión entre lo académico y lo experimental. Una obra temprana, un dibujo casi fotográfico de unas piedras sobre nubes, da cuenta de su excelencia y su mirada profunda, casi surrealista. Es llamativo también el punto de vista que la artista elige, sobrevolando paisajes de bosques, con la libertad un pájaro.
Por su parte, García Uriburu, quien inicialmente estudió arquitectura, encontró su camino en la pintura y se destacó por sus intervenciones artísticas y su activismo ecológico. “El verde me eligió”, reflexionaba después de su intervención histórica en las aguas de Venecia. Y, de hecho, el verde se convirtió en el color que lo identificó a lo largo de su vida. En su obra Nicolás también fusionó diversos materiales y técnicas, creando una relación especial con el entorno. Sus famosos ombúes fueron su marca. También lo fueron las espinas de los Palos Borrachos de las que se apropió y con las que intervino columnas y otros objetos. Sillas y mesas verdes, del “verde Uriburu” y, a la vez, atravesadas por hachas y sierras, una violencia poética que difícilmente pasara inadvertida en su búsqueda por interpelar al observador.
El diálogo visual entre ambos artistas evoca efectos pop y referencias históricas. Es conmovedor ver las obras de uno y de otro en este diálogo inesperado como si hubieran trabajado juntos y, en algunos casos, con los mismos colores.
“Como Agua sobre Piedra” nos impulsa a transitar el encuentro creativo entre dos artistas de diferentes estilos: Josefina Robirosa y Nicolás García Uriburu, poniendo de manifiesto una conexión temática y estética y, cómo su trabajo refleja una búsqueda formal de vínculos sociales más allá del individualismo. Una fiesta para los sentidos que resalta la libertad creativa y el diálogo entre sus respectivos estilos y enfoques artísticos.
