Nota publicada online
Peuser Art Project, la nueva iniciativa de Marcela Costa Peuser localizada a dar visibilidad a artistas argentinos, presenta un solo show de José Pereyra Lucena, artista que en 2011 fue artista revelación de BAphoto
José Pereyra Lucena (Buenos Aires,1984) fue un fotógrafo precoz y autodidacta desde niño, Pasaba horas fotografiando lo que tuviera frente a sus ojos, aprendiendo incansablemente de la prueba y el error, primero con una cámara pocket y más tarde con una reflex que el padre le cedió de mala gana. Hasta que, apenas terminó el secundario, asistió a clases en la escuela de Diego Ortiz Mugica y aprendió en el taller los secretos de la “fine art print”. Desde ahí no hubo vuelta atrás. En 2010 fue considerado fotógrafo revelación de BAphoto por su exhibición en galería Palatina. Más de una década después, está de regreso en la feria para volver a sorprender, ahora en el stand de Peuser Art Project, con gigantescas fotos de paisajes salteños. En rigor de verdad, su serie, que tituló SER*ES, está entre el paisaje y el retrato. Porque así es como el artista considera las imágenes que capturó de los cardones en los valles calchaquíes de Salta y trajo a Buenos Aires para plantarlas ahora con todo el peso de su grandeza y su presencia en el reducido espacio de un stand de Pinta BAphoto. Recortados contra el azul del cielo nocturno y estrellado, los cardones fotografiados por Pereyra Lucena parecen, más que criaturas vegetales, monumentos abandonados ahí por antiguas civilizaciones.
“Esta serie nace de mis viajes al norte, a los Valles Calchaquíes -explica el fotógrafo- y de quedarme impactado ante la presencia de estos seres centenarios, los cardones, tan diferentes uno del otro”. Ahora son los visitantes de la feria quienes quedan impactados por la presencia de esas fotos apoyadas en el piso, contra la pared, que tienen las dimensiones de una puerta ventana. Las medidas son 2,10 x 1,10 m. en un caso y 1,25 x 1,80 m. en los demás.
“Es un tributo a ellos -dice Pereyra Lucena-, opté por hacer retratos. Miden hasta 8 o 9 metros, son inmensos y crecen un centímetro por año, lo que nos da una idea aproximada de su antigüedad. Las fotos fueron tomadas en diferentes momentos del día, por la noche y al amanecer, cuando el sol les pega de costado y se les notan bien las vetas. Es increíble cómo cambian los cardones cuando uno gira alrededor de ellos”.
Las tomas fueron realizadas algunas de noche, otras al amanecer. En las nocturnas el cielo en el que se recortan los monumentales cardones es de un azul profundo. Para esas fotos, en el momento de la copia el artista eligió usar un papel metalizado y una impresora lambda que “traduce” los píxeles a luz. “El papel metalizado parece emanar luz, como si fuese una pantalla con luz propia. Tiene un componente, croma, que se reactiva con la luz y le da un brillo muy especial”, explica el artista, e inmediatamente va señalando una a una sus fotografías y recordando el momento de cada disparo: “Esta fue tomada con la luna en cuarto menguante -dice- y esta con luna nueva. En esta otra no hay luna. La exposición en la toma es de 30 o 40 segundos, lo suficiente como para que las estrellas no salgan movidas. Son todas tomas directas, digitales.”
En una de las fotos es imposible no evocar a E.T., la película de Spielberg, no ver la silueta del cardón como una mano que eleva el índice para hacer contacto con las estrellas. Y entonces uno pregunta si en el momento de hacer la foto ve la mano, si ese parecido del cardón y la mano es intencional.
“No, para nada -responde Pereyra Lucena-. Lo que pasa es que frente a estas imágenes uno se puede ver espejado y empieza a humanizar las formas”.
-¿Tu trabajo como fotógrafo está siempre enfocado en el paisaje?
-No, también hago fotos documentalistas, desde una boda hasta el trabajo en la cocina de un restaurante, lo que es captar la acción de un lugar. Esto es lo opuesto, es quieto y contemplativo y lo otro es la captura del instante.
El artista muestra entonces otra foto, una copia de dimensiones más pequeñas, y explica: "esta tuvo una exposición de unos diez minutos, por lo que sí hay movimiento de las estrellas en contraste con la quietud de este cardón, de este ser que está ahí hace cien años soportando vientos fortísimos o lo que venga. Es una imagen del paso del tiempo”.