Es un dato curioso que muchas veces complica las programaciones veraniegas de la costa argentina cuando esta se llena de turismo, las autoridades del estado y de los museos asumen en los primeros días de diciembre, creando un vacío que en muchos casos respeta continuidades o se negocia con una programación para inaugurarla en marzo. Pero en los dos casos que nos enfocaremos en esta nota, hay algo que ya estaba pactado.

Comencemos con Mar del Plata que tiene museos provinciales y municipales. En el primer caso, se conoce que el Museo MAR quedó a cargo de Daniel Besoytaurube, un artista local que ejerció durante años el rol de curador de arte del Teatro Auditorium, también dependiente de la provincia. No se conoce aún la programación ya que este cambio fue apenas comunicado la semana pasada. Allí continúan algunas muestras que ya estaban colgadas y seguramente con el correr de los días y debido al gran conocimiento que tiene el nuevo director con muchos artistas, la programación tendrá ingredientes que no bajarán el nivel de las muestras anteriores de las dos gestiones que, en líneas generales implicaron buena producción del museo, acciones educativas, encuentros con una marcada integración con la ciudad.

El Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino inauguró el 5 de enero Alto Vuelo 2020 una exhibición antológica de Luis Marzoratti (1946) artista marplatense de extensa trayectoria quien en 2015 recibió el mayor galardón del Salón Nacional. El merecido Gran Premio de Honor fue otorgado por un dibujo, un díptico que actualmente puede verse en la Manzana de las Luces en Exposición de obras de la Colección de Arte del Palais de Glace, donde el curador, Fernando De Leonardis, seleccionó obras que recorren más de cien años en que este premio perdura, aquí están entre 1914 y 2018. Marzoratti trabaja en dos planos compositivos y constructivos, el de dibujo hecho sin aerógrafo y con esmalte, y el de pinturas que casi son un retrato de cada cosa que describen haciendo que vibren las flores del ceibo o se pierdan los ojos en la llanura del horizonte de las pampas que tanto conoce.

Alto Vuelo (1985)que le da título a la muestra es también una obra que la integra, que se encuentra apenas subiendo la escalera, Luis cuenta de “ese avión que tiene 100 x 200 cm” que es parte de una gran serie donde los aviones son retratados. Hay algunas colas de avión de la serieThe Bombers Color #1, pero en tamaños menores a los de los primeros años 80’. Son piezas de una serie del avión cayendo en picada que, en su inicio, guardaban relación con el resabio de la penosa experiencia bélica de Malvinas recientemente acontecida. En la pintura, el procedimiento es más obsesivo llegando a tener cada objeto retratado unas decenas de capas y capas delgadas de cálidos o fríos. Es por esta razón que los paisajes, que se despliegan en múltiples piezas adosadas, lleguen a hacernos sentir una presencia concreta de la atmósfera, del cielo, las nubes o esa paz que comunica el mar cuando está sereno. Imperdible con dos pisos a recorrer y 35 dibujos y pinturas. Contó el artista en un reciente reportaje:

-Quizás la marca que deja en mí la profesión temprana de historietista, y siendo admirador del arte pop yo puedo plasmar una situación desagradable sin que la imagen sea despreciable o te dé nauseas. Prefiero mostrar el momento con ironía, no está bien claro si realmente logro una cosa distinta, uno busca trabajando, insistiendo, evolucionando, perfilándose, el target es borroso.  

Ahora, si decidiste una escapada a la sierra de Tandil, otro aire y paisaje, te recomiendo un lugar muy especial recientemente inaugurado con una muestra de Inés Szigety con curaduría de otro tandilense, Cristian Segura. El espacio se llama NIDO Espacio de arte y diseño, un emprendimiento cultural de las hermanas Fernanda y Luciana Martínez Bértoli, quienes apostaron a una propuesta de gestión que contemple la reflexión, la discusión y una vinculación local y regional. Ese compromiso se une a la propuesta de Inés quien ha vinculado su trabajo temprano, en los tiempos donde fue becaria de Kuitca (2003-2005) donde los cuadernos daban cuenta del trasfondo conceptual y reflexivo de las obras, y se ligaban a una interpelación de su propia subjetividad femenina. Ahora en este proyecto, los cuadernos se han vuelto centrales y en palabras de la propia artista, se definen de este modo:

“Verde es una instalación de pared, inédita, compuesta por 25 cuadernos intervenidos mediante el uso de monocopia, el dibujo, la pintura y el collage. Cada cuaderno tiene su propia lógica individual (como todes nosotres) y en su conjunto conforman un gran triángulo, que crea un pañuelo verde gigante. Este es el resultado de mi experimentación artística durante el debate en el Congreso sobre el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Que sea Ley.”

La imagen tiene un peso concreto como tal, pero si nos acercamos el detalle del trabajo en cada página es una especie de metáfora visual ampliada de una búsqueda que no cesa sobre las nuevas formas de identidades construidas en los últimos tiempos, un trabajo impulsado desde la resistencia de la sociedad civil que no ha parado de mostrar su defensa de una identidad femenina libre de mandatos patriarcales.

No te lo pierdas. VERDE de Ines Szigety, Curaduría de Cristian Segura en NIDO Espacio de Arte y Diseño, Tandil hasta el 3 de febrero del 2020.