Nota publicada online
Curada por Eeonora Jaureguiberry, Cecilia Lebrero y Patricio López Méndez, la muestra habla de los viajes y crónicas a través de textos, pinturas y fotos que llegan del siglo XVIII hasta nuestros días. Producida por la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro que, con la colaboración del diario La Nación y el auspicio del Grupo Asegurador La Segunda, podrá visitarse hasta el domingo 9 de diciembre en el Museo Pueyrredón.
Se trata de un viaje a través de los ojos de distintos cronistas que nos acercan la vida en estas tierras en tiempos del virreynato y de la revolución. Una manera de conocer y conocernos.
Eleonora Jaureguiberry, Subsecretaria General de Cultura de San Isidro lo resume de esta manera:“Esta muestra es un viaje por la mirada de aquellos cronistas europeos que desde el siglo XVIII, llegaron a este continente para plasmar en sus obras una geografía desconocida. En el siglo XIX comienza a gestarse un campo autónomo en el continente. Doscientos años después, Ignacio Ezcurra, vecino de San Isidro, cronista deLa Nación, cierra ese círculo con sus crónicas de un Vietnam también lejano, exótico y convulsionado”.
La primera sala de la casa, adquirida en la década del 40 por la Municipalidad para convertirla en museo, exhibe la primera crónica visual y relatada que se conoce del Río de la Plata, una serie de acuarelas -prácticamente inéditas- de un viajero anónimo que, a fines del siglo XVIII, registra costumbres rurales de la época virreinal. Una obra magnífica que resiste tanto la mirada de la documentación histórica como la artística. Imágenes de trazo simple y cautivante, producidas hacia fines de 1785, durante el virreynato del Río de la Plata, que dan cuenta de las costumbres de la época, con minuciosas anotaciones al pie. El hallazgo de estas estampas, descubiertas y adquiridas en Europa por un coleccionista argentino, fueron exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes y ahora son parte de esta muestra.
En la misma sala, dos acuarelas de Pridiliano Pueyrredón, artista y cronista de la época registran la manera curiosa de pescar en el Rio de la Plata. Se trata de Sacada de la red y En el corral, cedidas por el Museo Nacional de Bellas Artes para este evento que inaugura el próximo sábado 6 de octubre.
En otra de las salas se pueden recorrer las imágenes del álbum del pintor suizo Adolphe Methfessel, para situarse en la Guerra del Paraguay. Un video permite admirar cada una de las páginas de este album y descubrir los prisioneros paraguayos apenas cubiertos por un taparrabos. Historias no contadas.
También se exhiben las detalladas láminas del inglés Emeric Essex Vidal, autor de otro álbum, Pictures que Illustrations of Buenos Aires and Montevideo 1816-1819, una de las pocas imágenes que se conservan del Buenos Aires colonial.
En la sala de lo que sería el salón de la casa, lugar dedicado a los retratos, se exhiben dos obras del pintor peruano José Gil de Castro, los retratos del Coronel Federico Bermúdez (cedido por el Museo Histórico Nacional) y de Carmen Zaldívar de Lynch. En tiempos de la Independencia, la crónica necesita de la imagen para reafirmarse. Los rostros del nuevo régimen necesitan ser conocidos. Es así como aparecen cientos de “San Martín y Bolívar” para ser repartidos entre .
También los textos son eje importante de esta muestra. La carta que Juan Martín de Pueyrredón, al frente del Ejército del Norte le envió, a José Chiclana del Primer Triunvirato, relatándole su situación. Una estupenda edición de La Nación -único medio que subsiste desde el siglo XIX al XXI- en el que describe la tercer epidemia de Fiebre Amarilla en el Río de la Plata y en la que muere Roque Pérez. El libro de cocina de Juana M. Gorriti (1890) con eclécticas recetas, reconstruye una patria en donde todavía todo era territorio. En el terreno de lo militar y de lo cotidiano, dos textos en los que la crónica está, aun sin proponérselo.
Cerrando la muestra y, a modo de homenaje a un reconocido vecino de San Isidro, Ignacio Ezcurra, reportero de La Nación asesinado en la guerra de Vietnam, en 1968, en ejercicio de su profesión. Este núcleo de la muestra, realmente conmovedor, lo pinta de cuerpo entero. En la primer sala lo muestra como el adolescente aventurero y viajero que recorrió Latinoamérica en moto y en un Citroen. Siempre con su pequeña libreta negra de apuntes. En la segunda sala sus objetos personales -como su máquina de escribir y credencial profesional- dan cuenta de su labor de un periodista; reconocido entre sus pares y referente para muchos de los actuales. Carlos Raymundo Roberts, responsable de los textos de sala de este núcleo lo define como un periodista absoluto, cronista y fotógrafo, incansable buscador de la verdad. En ésta búsqueda perdió la vida pero su espíritu se mantiene vivo. Prueba de ello son los testimonios de importantes periodistas que lo conocieron, como Jorge Fernández Díaz, Martilde Sánchez, entre otros, reunidos en un video.
Viajeros en el tiempo es una muestra que nos convoca a repensar nuestro presente basándonos en nuestro pasado, mucha veces ajeno y desconocido. Un homenaje a cientos de artistas viajeros que, con sus crónicas, amarran nuestras raíces a la historia.